La muestra de esta manifestación japonesa acompaña la exposición El arte de la música
Los cuadros escénicos eran fondeados con interpretaciones de instrumentos tradicionales
Domingo 22 de mayo de 2016, p. 4
La contemplación de las cuatro estaciones del año en la ciudad de Kyoto a través de los movimientos suaves y sutiles de la actriz y bailarina mexicana de ascendencia japonesa Irene Akiko Iida, acompañada por el sonido de los tambores taiko de Nahoko Kobayashi Ishimatsu, sucedió el jueves pasado en el Museo del Palacio de Bellas Artes, como parte de las actividades complementarias de la exposición El arte de la música, que se exhibe en ese recinto.
El espectáculo de música, danza y canto fue una representación de teatro kabuki, uno de los cuatro tipos de arte escénico clásico japonés que junto con el noh, kyogen y el de marionetas bunraku gozan de popularidad en el mundo.
Antes de la representación, Akiko explicó el significado de este arte y señaló que los intérpretes de éste fueron principalmente mujeres durante los primeros años, pero después se les prohibió subir al escenario, por lo que se hizo popular que las jóvenes interpretaran personajes del teatro wakashu kabuki; sin embargo, éste también fue prohibido y el kabuki se convirtió en una escenificación con actores hombres solamente.
La actriz explicó que kabuki está compuesto por tres ideogramas chinos: ka, que significa canto, música; bu que es la danza, y ki que es la destreza o teatro. En el kabuki los actores se vestían y se movían diferente a los demás; también se maquillaban muy diferente, con la idea de resaltar. Trataban de hacer diferentes expresiones como una forma de liberar energía
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En el área de murales del Palacio de Bellas Artes, Akiko explicó al público que la música en el kabuki puede ser lírica, narrativa y tras escena. La música lírica es empleada por la danza para presentaciones o ceremonias de té y en las pequeñas canciones se alargan las palabras.
En la música narrativa se usa el shamisen, instrumento de tres cuerdas; en la música tras escena los músicos con sus tambores taiko se ubican detrás de una cortina transparente en el escenario, lo cual les permite ver a los actores, ya que su trabajo consiste en dar sonido a las acciones.
Después de esta explicación, la actriz empezó la representación con una danza sobre las cuatro estaciones del año. Con delicados movimientos e imaginación, el público contempló la llegada de la primavera, en la cual todo se torno rosa debido a la flor de sakura, con cuyos pétalos juegan las geishas.
En verano, cuando hace más calor, la actriz se refresca con un abanico y usa un sombrero. Se pasea lentamente por la ciudad de Kyoto y a su paso se encuentra con muchas luciérnagas.
Al llegar el otoño cierra su abanico y lo usa como si fuera una sombrilla, que puede sacudir para quitar el exceso de agua por la lluvia. Para representar el invierno Akiko transporta al espectador a un templo donde se encuentra con su amado, luego van a su casa donde le ofrece sake caliente para controlar el frío y lo sirve con movimientos delicados.
La danza de Akiko, en la que compartió cómo se viven las estaciones del año en esa ciudad japonesa, fue acompañada por el sonido de los tambores de Nahoko Kobayashi.
Los interesados pueden conocer más del teatro kabuki en la exposición El arte de la música, que se exhibe hasta el 5 de junio en el Museo del Palacio de Bellas Artes (avenida Juárez y Eje Central Lázaro Cárdenas), e incluye grabados de esa manifestación artística, la cual se desarrolló durante los más de 250 años de paz del periodo Edo (1600- 1868) y que hoy es parte de la lista patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.