os grupos ultras de Estados Unidos estaban seguros de que la iniciativa del representante republicano Matthew Harper sería aprobada y más que aplaudida en todo ese país. No fue así; por el contrario, recibió el más amplio rechazo: convertir el 26 de mayo en el Día de John Wayne en el estado de California. En vez de ello, las organizaciones que luchan por las libertades civiles y contra el racismo recordaron al mundo que el legendario actor, protagonista de La diligencia (para muchos el mejor western de la historia), consideraba a los negros poco menos que una especie inferior. Pese a ello, en Texas conmemoran cada año el cumpleaños del vaquero que más indios mató en el cine.

El fracaso de la iniciativa permite recordar su afirmación en la revista Playboy: Creo en la supremacía blanca hasta que los negros estén educados hasta un cierto punto de responsabilidad. No creo en dar autoridad y posiciones de liderazgo y juicio a personas irresponsables. De vivir ahora (murió en 1979) estaría color limón al ver que el presidente de su país es un negro.

No menos sorprendieron sus explicaciones sobre la matanza de los originales habitantes de América del Norte, el despojo que sufrieron de sus tierras y la forma en que fueron concentrados en reservas por los colonizadores europeos. “Aquello –sostuvo– fue una cuestión de supervivencia. Había un gran número de gente que necesitaba nuevas tierras, y los indios estaban tratando de quedárselas para ellos de forma egoísta”.

Se le recuerda también como un acendrado militante anticomunista, con un papel nada noble cuando la cacería de brujas impuso su ley en Hollywood a mediados del siglo pasado, en tiempos del senador Joseph McCarthy y el temido director de la FBI, Edgar Hoover.

Mejor dejar a John Wayne como lo que fue, figura descollante del western convertido en símbolo publicitario de muchas tiendas de souvenirs cinematográficos. Y para no olvidar su racismo, visitar el Museo Afroamericano, inaugurado en 1981 y recién remodelado. Ofrece un excelente panorama del arte, la historia y la cultura negra en América.

En estos días ofrece una exposición, Coloring independently, un repaso a la historia de los race films. Centrada especialmente en los años 40, la época dorada de los race films, la muestra cuenta la evolución de los primeros filmes hechos por y para la comunidad negra entre 1910 y 1960 y su lucha por la inclusión y la diversidad en el cine. Con fotogramas, carteles y fotografías se rinde homenaje al género cinematográfico que se atrevió a rebelarse contra el Hollywood más racista. Donde los actores negros tenían papeles planos y estereotipados: eran los criminales o los criados, casi siempre violentos, incompetentes o hipersexualizados.