Castigar la educación y la cultura es la manera de poner la mordaza a un país, afirmó ayer el compositor sonorense Arturo Márquez (Álamos, 1950) en referencia a la desaparición, hace unos días, del Ministerio de Cultura en Brasil y su incorporación al de Educación, por instrucciones del presidente interino Michel Temer.

También aludió a la práctica política que, dijo, se acostumbra en México por la clase gobernante desde hace muchos años.

La cultura siempre está castigada. A principio de sexenio se comienza con muchos bríos y luego lo que se castiga sobre todo son la cultura y la educación, ejes fundamentales para mover un país y crezca, indicó.

Sin ellas un país es nadie. Es curioso cómo los políticos se ponen siempre a castigar esos ámbitos. Lo que pasa en Brasil. Es callar, es poner una mordaza. Quitar el Ministerio de Cultura es poner una mordaza al pueblo.

Entrevistado al término del anuncio de la tercera edición del premio de composición que ostenta su nombre, cuya convocatoria quedó abierta ayer y cerrará el 12 de septiembre, Márquez abordó esos temas ante el recorte presupuestal que sufrió este año el proyecto Sonemos, que fundó y dirige.

Ese proyecto forma parte de la estrategia del gobierno federal para recomponer y reconstruir el tejido social por medio de la cultura y el arte, en específico de la música. La iniciativa en Morelos tiene tres años de operar y a la fecha reúne unos 250 niños y jóvenes de los municipios de Tepoztlán y Cuernavaca, distribuidos en una banda sinfónica, una orquesta y dos coros.

El compositor está convencido de que es una propuesta, igual que otras actividades culturales o deportivas, que ayuda a cambiar totalmente la vida de los infantes, puesto que de otra manera pasarían las tardes frente al televisor o en la vagancia.

En nuestro caso, dijo, todo va enfocado no sólo a que hagan música, sino a que sean felices. Un niño feliz será un adulto que tendrá buena vida, proyectos. Un niño feliz será un adulto que dará frutos a su sociedad. Hablo de una felicidad sana, ésa que hace que la sociedad sea distinta.

Aludió a Venezuela, país que aunque ahora se cae a pedazos por cuestiones políticas y económicas, tiene en su sistema de coros y orquestas infantiles y juveniles un oasis y un elemento de unión de la sociedad.

El autor de Danzón número 2 indicó que no obstante el recorte presupuestal aplicado al programa Sonemos, no ha dejado de hacer algo por falta de recursos, y aseguró que están concentrados en buscar maneras para seguir operando, entre ellas por conducto de su asociación civil Crecer con música.

Lo que diría a todos los que seguimos este camino es que no nos podemos frenar, porque los niños están allí. Necesitamos seguir buscando y alimentar el proyecto.

Por otro lado, el Concurso de Composición Arturo Márquez para Orquesta de Cámara 2016, en cuyas dos versiones anteriores han participado 80 autores, tiene como novedad que este año incorpora la participación de compositores de ascendencia mexicana que radican en Estados Unidos. La información del certamen se puede consultar en la página electrónica.