Gaziantep.

La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente y vicepresidente de la Comisión Europea (CE), Donald Tusk y Frans Timmermans, respectivamente, llegaron este sábado a la frontera de una provincia turca para visitar un campo de refugiados y reunirse con el primer ministro de Turquía, Ahmet Davutoglu, mientras trabajan para aliviar tensiones por el acuerdo para controlar la crisis de migrantes.

En el campo de Nizip dos, que acoge en casas prefabricadas desde 2013 a cerca de 5 mil refugiados sirios, entre ellos mil 900 menores, Merkel se reunió con algunos niños y jóvenes que dibujaban en las aulas de clase. Algunos le dieron regalos y varios la saludaron con besos.

La visita llega tres semanas después de entrar en vigor un controvertido acuerdo entre Bruselas y Ankara, que pretende disuadir los viajes clandestinos de migrantes y refugiados hacia Europa, enfrentada a su mayor crisis migratoria desde la Segunda Guerra Mundial.

Turquía se ha comprometido a aceptar el regreso a su territorio de todos los migrantes que hayan entrado ilegalmente en Grecia desde el 20 de marzo. El plan prevé que por cada refugiado sirio expulsado a Turquía otro sirio sea reinstalado en algún país europeo, hasta un límite de 72 mil refugiados.

A cambio, los europeos han aprobado una ayuda financiera de hasta 6 mil millones de euros a Turquía y han aceptado relanzar las conversaciones sobre su adhesión a la Unión Europea y sobre la exención de visado para los turcos que deseen entrar en el bloque europeo.

Los dirigentes turcos han advertido que no están obligados a respetar el acuerdo migratorio si los europeos no cumplen con la exención de visados. El ejecutivo europeo ha indicado que presentará un informe al respecto el 4 de mayo.

Tengo la intención de cumplir con los compromisos siempre que Turquía muestre resultados, dijo la canciller alemana en relación con los 78 criterios establecidos por Bruselas, de los cuales ha cumplido cerca de la mitad.

En la conferencia de prensa ofrecida en la Universidad de Gaziantep, el presidente del Consejo Europeo dijo que Turquía es el mejor ejemplo para el mundo sobre cómo tratar a la los refugiados. Esa afirmación contrasta con la posición de Amnistía Internacional, que insiste en que Turquía no es un país seguro para los refugiados y acusa a Ankara de haber devuelto a decenas de personas a Siria, donde la guerra ha dejado más de 270 mil muertos, opinión que el presidente turco rechazó.