Sociedad y Justicia
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La injusticia se vive como lo normal, lamenta el Conapred

Las mujeres más discriminadas son pobres, indígenas o con discapacidad
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Alexandra Haas, titular del Consejo Nacional para Prevenir la DiscriminaciónFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Martes 19 de abril de 2016, p. 34

Las mujeres con alguna discapacidad, las indígenas, así como las más pobres, sufren mayor discriminación, con actos reiterados, aseveró Alexandra Haas, titular del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).

Durante la inauguración del congreso internacional Buenas prácticas en el juzgar, el género y los derechos humanos, Haas dijo que la discriminación estructural persiste en muchos espacios de la vida pública y privada.

No se trata nada más de un sujeto discriminador en ese sentido, reitero, no es el caso aislado de una persona que discrimina, sino que pasan generaciones y se sigue discriminando y esto se da porque el sistema normativo institucional más amplio es discriminador en sí mismo, destacó.

Señaló que la exclusión estructural “posee raíces culturales e históricas que normalizan la discriminación; por ejemplo, un grupo particularmente importante es el de las trabajadoras del hogar, por la normalización de las condiciones de injusticia que viven. Ello refleja que es no nada más una batalla jurídica o de política pública, sino realmente una batalla cultural por superar esta normalización.

La marginación está presente en todos lados. En los sistemas de justicia, en las cortes, en las políticas públicas, legislación, pero también en los ambientes escolares, familiares, laborales. Se normaliza porque está omnipresente en la vida de las personas, dijo.

Por separado, Ana Buquet Corleto, directora del Programa Universitario de Estudios de Género (Pueg) de la UNAM, comentó que el sistema de justicia en México no es imparcial con las mujeres. En los casos “de la violencia sexual no les da importancia, los deja como asuntos que no son relevantes ante otro tipo de denuncias. No hay realmente investigaciones que logren que los responsables tengan las sanciones correspondientes. Genera que la violencia sexual hacia las mujeres se normalice.

Si desde el sistema de justicia ocurre esto, es uno de los ámbitos sociales que están preservando el orden de género, las desigualdades, que no le está dando importancia a la violencia contra las mujeres. Se sabe que muchas son encarceladas por delitos muy menores con una gran cantidad de años y ellas viven adentro de los penales en abandono familiar y de la pareja.

Las mujeres tienen menos representación en los cargos más importantes en los juzgados, donde se pueden tomar las grandes decisiones, ya que sólo ocupan puestos laborales menores, reciben salarios más bajos. Un sistema de justicia que incorpore realmente la perspectiva de género ayudará a transformar una organización de relaciones sociales que subordina a ellas frente al colectivo de los hombres.