Beirut.

Al menos 30 mil civiles huyeron en las pasadas 48 horas de los combates en la provincia norteña de Alepo entre las fuerzas del gobieno sirio, opositores y miembros del Estado Islámico (EI) y del Frente Al Nusra en el norte de Siria, lo cual amenaza más la frágil tregua en el país y las negociaciones de paz auspiciadas por Occidente.

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, desde el domingo pasado, en esos enfrentamientos, han fallecido más de 200 combatientes de distintas facciones. Estados Unidos se manifestó muy preocupado por los ataques. El secretario de Estado John Kerry exigió a Rusia que controle a las fuerzas del gobierno sirio.

En Ginebra, por su parte, el gobierno del presidente Bashar Assad y la oposición mantienen conversaciones de paz. La delegación del mandatario se entrevistó ayer con el emisario especial de la Organización de Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura.

Los opositores, agrupados en el Alto Comité de Negociaciones, declararon que estarían dispuestos a formar un gobierno de transición con diplomáticos y tecnócratas del actual gobierno, pero no con los que hayan cometido crímenes.

No podemos aceptar la participación, en el (futuro) órgano de transición, de responsables que han cometido crímenes contra el pueblo sirio, declaró Salem al Meslet, portavoz de la coalición, a la Afp.

El flujo de desplazados ha aumentado con la huida de al menos 30 mil personas por los combates entre yihadistas y rebeldes en las pasadas 48 horas, según la organización Human Rights Watch, la cual pidió a Turquía abrir su frontera para permitir el ingreso de los refugiados.

El Estado Islámico tomó el jueves seis localidades de la provincia de Alepo.