Sábado 9 de abril de 2016, p. 4
El primer ministro británico, David Cameron, enfrentaba crecientes presiones por su involucramiento en inversiones en el extranjero, pues tanto miembros de la oposición laborista como el público, mediante redes sociales, exigían su renuncia, luego de que admitió finalmente que se benefició de un fondo fiduciario registrado por su padre en Panamá. El caso quedó expuesto esta semana por una masiva filtración de datos financieros del despacho Mossack Fonseca, con sede en Panamá, especializado en evasión fiscal global.
Legisladores de la oposición demandaron que Cameron diga a la Cámara de los Comunes si posee o poseyó otras inversiones similares en fondos fuera del alcance del sistema de impuestos de Gran Bretaña.
El escándalo tras la revelación el pasado domingo de 11.5 millones de documentos de clientes de Mossack Fonseca está causando daños a Cameron, que durante años ha hecho campaña en favor del combate a la evasión fiscal internacional.
Luego de tres días de declaraciones confusas, Cameron admitió la noche del jueves que vendió más de 30 mil libras (48 mil 450 dólares entonces) en acciones de Blairmore Holdings, la firma fundada por su padre, Ian Cameron, fallecido en 2010, que era un fondo de inversiones que Mossack Fonseca ayudó a crear en Bahamas.
Cameron dijo que compró las acciones en 1997, año en que su partido Conservador perdió las elecciones, y las vendió en 2010 poco antes de su ascenso al poder.
Tom Watson, segundo en rango en el opositor Partido Laborista, señaló que nadie creía que esa era la única vinculación de Cameron en beneficios de inversiones ultramarinas. Watson y muchos otros legisladores llamaron al premier a publicar no solamente sus declaraciones de impuestos recientes –algo que Cameron ha dicho que hará–, sino también detalles de su carpeta de inversiones desde 2005, cuando se convirtió en líder del Partido Conservador.