a comenzado en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) un proceso histórico de carácter inédito: la conformación de la Comisión Organizadora del Congreso Nacional (COCNP) pactado con el gobierno federal, en acuerdos firmados ante notario público, como resultado del movimiento estudiantil de 2014 –el más importante en el instituto después de 1968–. Los desenlaces de ese congreso serán de doble impacto: definirán el proyecto de IPN para las próximas décadas y generarán consecuencias en el sistema educativo nacional. La disyuntiva será: simulación desde el principio de Lampedusa (aparentar que todo cambia para que todo siga igual) o nacimiento del IPN del siglo XXI. Esta no es una expresión retórica: no refiere el IPN en el siglo XXI, sino un IPN que deje atrás los graves lastres de la estructura autoritaria que tanto daño antiacadémico ha generado sobre el proyecto fundacional cardenista de esta noble institución. En 2000, el movimiento estudiantil de la Universidad Nacional Autónoma de México no logró obtener el compromiso para la realización de un congreso; en 2014 el movimiento estudiantil politécnico lo conquistó, además pactado legalmente con el estatus de congreso refundacional
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Por su inédito potencial democratizador, no faltan fuerzas políticas interesadas en distorsionar o apostar a descarrilar lo que profundamente está en juego. Todos los politécnicos y la nación deberemos estar atentos.
El punto de partida es sumamente positivo: la democracia genuina o real. Tres principios políticos de este orden rigen la formación de la COCNP y le imprimen a su creación un carácter inédito.
1) Garantía de representación universal. Sin excepción, todas las unidades académicas y los centros de investigación votarán para elegir representantes ante la COCNP. Constituye un triunfo de la Asamblea General Politécnica (AGP) y sus representantes en la mesa de diálogo, que siempre insistieron en que la COCNP no podía reducirse a ser integrado por 17 miembros. Que semejante composición no permitía la representación de las 44 escuelas del IPN que firmaron los acuerdos con el gobierno federal, cuyo derecho debía ser respetado. Con la democracia real como fundamento quedaron finalmente definidos 214 integrantes para la COCNP. Cada escuela tendrá idéntico estatus de representación, o sea el derecho a elegir dos estudiantes, un académico y un trabajador no docente como sus representantes. El diseño de esta estructura organizativa garantiza que el universo completo de la comunidad politécnica tendrá representación genuina ante la COCNP.
Es vital que la comunidad politécnica no se deje confundir por quienes desconocen el potencial democratizador de este diseño de comisión. De ninguna manera organiza un congreso a modo para nadie. La comunidad tiene la posibilidad de votar para elegir a los mejores candidatos con el fin de avanzar hacia la democratización del instituto. Es decisivo aprovechar este potencial histórico.
2) Principios de representatividad incluyente. La AGP pugnó durante debates que duraron casi un año por que no fueran principios excluyentes los que regularan la integración de la COCNP. Sostuvo un firme rechazo a que exclusivamente maestros con 10 años de antigüedad, tiempo completo y titular C fueran candidatos elegibles, puesto que así se dejaba sin representación propia a los profesores interinos y sin tiempo completo, que integran más de la mitad de la planta docente. Conjunto que injustamente ha sido objeto de una evidente precariedad laboral por la política neoliberal de contratación en el IPN. Igualmente, la AGP se opuso a que sólo estudiantes del último año en las licenciaturas pudieran ser elegibles, ya que se excluía al grueso de la comunidad estudiantil y se le desgarraba dividiéndola. Asimismo, rechazó que únicamente pudieran ser candidatos trabajadores no docentes con 10 años de antigüedad. Desde la defensa firme de principios de representatividad incluyentes, la AGP finalmente llegó al acuerdo con las autoridades del IPN de que podrán ser candidatos elegibles estudiantes de todos los semestres, profesores de cualquier categoría, incluso interinos, cumpliendo sólo el requisito de tres años de antigüedad, la que asimismo se solicita a los trabajadores no docentes como requisito de candidatura. Es muy importante que la comunidad del IPN contrarreste las patéticas prácticas de fuerzas políticas antidemocráticas que buscan confundir y dividir. Existe la oportunidad crucial de elegir candidatos con trayectoria constatable de compromiso con la democracia real.
3) Votaciones presenciales, universales, libres y secretas. En un país como el nuestro, marcado por la necesidad histórica de garantizar procesos electorales enteramente transparentes, la AGP insistió en oponerse a la realización de votaciones electrónicas, a distancia y con código fuente cerrado. Procesos de ese tipo hubieran suscitado suspicacias respecto de potenciales fraudes o posible persecución política. Así se llegó al acuerdo con las autoridades politécnicas por un proceso electoral que garantice el derecho de votaciones universales, libres y secretas. El método tradicional de votación presencial en urnas está diseñado para producir certidumbre. La votación podrá ejercerse sin tener ningún registro digital, o sea libremente. Tendrá evidente secrecía y no existen criterios excluyentes para ser candidato elegible ni para ejercer el voto.
La conquista del Congreso Nacional Politécnico abrió una ventana al nacimiento factible del IPN del siglo XXI. La democracia auténtica o real como fundamento de la conformación de la COCNP ha dado un paso adelante vital en esa dirección. Ahora está en manos de la comunidad politécnica labrar otro futuro: uno que nos lleve hacia la democratización inédita del IPN. Es tiempo de asumir otro porvenir.
*Profesor de la ESCA Tepepan