El presidente del Senado, el panista Roberto Gil, dijo que la clave de la próxima sesión especial de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) es que se logre el fin de la guerra mundial contra las drogas, porque el enfoque prohibicionista no ha funcionado y ha tenido costos sociales.

‘‘Tenemos suficiente evidencia de que la política prohibicionista, punitivista, ha sido un rotundo fracaso’’, aseguró el legislador. Aseveró que si la ONU pone fin a esa guerra ‘‘México tiene que hacer lo conducente’’.

Al inaugurar las audiencias públicas sobre el posicionamiento que México llevará a la sesión de la UNGASS 2016, Gil Zuarth subrayó que esa política prohibicionista ‘‘no solamente ha generado mercado negro sumamente intenso, que implica enormes ganancias para las organizaciones criminales, sino también ha representado enormes costos sociales en cuanto al tejido de nuestras comunidades’’.

Ante Antonio Matizzelli, representante para México de la Oficina de la ONU contra las Drogas y el Delito; del subsecretario para Asuntos Multilaterales y de Derechos Humanos de la cancillería, Miguel Ruiz Cabañas; de académicos, embajadores y legisladores, el legislador panista aludió a las audiencias públicas sobre la regulación del consumo de mariguana impulsadas por el Congreso. Adelantó que esta semana se presentará el informe final de esos encuentros.

Sobre ese tema, Gil Zuarth expresó: ‘‘No encuentro en este periodo de sesiones posibilidades de construir una política pública completa. Podemos dar avances en la ley de ejecución penal; se está planteando un transitorio para crear el mecanismo de excarcelación de personas condenadas por delitos contra la salud, en ciertos supuestos, específicamente cuando no hay antecedentes penales, cuando no hubo violencia de por medio y cuando se trata de portación por encima de los umbrales’’.

Destacó finalmente que existen iniciativas de uso terapéutico y medicinal de la mariguana que tienen consenso y ‘‘pudiéramos empezar a discutir quizás otras alternativas, como el aumento de los umbrales de consumo individual, o bien el uso lúdico y recreativo de la cannabis. Todo ello requiere de un análisis mucho más puntual, mucho más exhaustivo, y no estamos actualmente en posición de hacerlo en las cuatro semanas que le restan al periodo ordinario’’.