Cruyff, el único que triunfó en la cancha y en la banca
Cárdenas forjó a La Máquina
n el futbol hay jugadores y técnicos que cuando fallecen se les recuerda con una playera. Por supuesto, son hechos cada vez más raros en este deporte, hoy tan comercializado, que propicia, por ejemplo, un caso como el de Sebastián Loco Abreu, quien suma unas 21 camisetas.
Johan Cruyff conmocionó con su muerte al llamado Planeta Futbol, mientras en México se dio el último adiós a Raúl Cárdenas.
Al pensar en El Flaco llega a la memoria esa mítica playera naranja que revolucionó el balompié y que definió en gran parte lo que es ahora este juego. Cruyff fue estandarte del futbol total, de la Naranja Mecánica, y también sentó las bases del Barcelona, tal vez el mejor equipo de la historia.
En tiempos en que el catenaccio italiano –la antítesis del futbol– trataba de imponer un estilo, apareció Holanda con la búsqueda de la portería como estandarte y varias novedades tácticas, por ejemplo el intercambio de posiciones y marcar a los rivales desde su propia área. Era un verdadero gusto ver el mecanismo de la Naranja, encabezada por el Holandés Volador, a quien podría definirse como la elegancia jugando futbol.
Además de su aportación como astro de las canchas, Cruyff también destacó como entrenador y es el único crack que brilló en ambas facetas. Diego Armando Maradona deslumbró con pantaloncillos cortos, pero fracasó de timonel, mientras Pelé comprendió sus límites y después de colgar los botines prefirió dedicarse a la publicidad de todo tipo de productos, como le critica el Pibe.
Jorge Vergara contrató a la empresa dirigida por Cruyff con la ilusión de que las Chivas fueran la versión mexicana del futbol total, pero el tres veces Balón de Oro pensó que arreglaría a los rojiblancos desde larga distancia. Falló, por supuesto, pero su logro fue quitar el césped artificial que tenía el ex estadio Omnilife y poner pasto natural.
Los entrenadores de antaño decían que la pelota estaba hecha de cuero de vaca y que por eso siempre debía estar pegada al pasto. La premisa ya no funciona, con esos esféricos fabricados con toda la tecnología del mundo... pero eso lo agradecen los que alguna vez patearon aquellos viejos balones que parecían piedras cuando los tocaba el agua.
En México también hubo moño negro con el fallecimiento de Raúl Cárdenas. A nuestro nivel, por supuesto, pero el Güero resaltó como jugador (participó en los mundiales de Suiza 1954, Suecia 58 y Chile 62) y como estratega, ya que dirigió a la selección en México 70, obtuvo un título con el América y cinco de los ocho que forjaron la leyenda de La Máquina.
Fue tanto su amor por el Cruz Azul que en un partido dirigiendo a los Cremas festejó un gol de Eladio Vera... su ex pupilo. La directiva americanista le llamó la atención y él prometió que no lo volvería a hacer, lo que sí cumplió. Sin embargo, los fanáticos lo recordarán siempre con la camiseta celeste.
En otro tema, como se esperaba en esta fase previa al hexagonal final de la Concacaf, el Tri navega en aguas tranquilas. No son para festejar las victorias sobre conjuntos modestos como Honduras y Canadá –sólo hay que recordar que José Manuel Chepo de la Torre también triunfó en esta fase–, pero sí es de llamar la atención el manejo del técnico Juan Carlos Osorio.
El colombiano de la libreta y las plumas de tinta roja y azul ha reformado al conjunto nacional. Mientras los anteriores seleccionadores tenían su cuadro base, a Osorio no le tiembla el pulso para sentar o de plano no convocar a los que antes eran intocables o también cambiar radicalmente su alineación de un partido a otro, como se espera que realice el martes en el Azteca en relación con el duelo efectuado en Vancouver.
Es positiva la renovación del Tricolor y la consolidación de jóvenes como Hirving Lozano y Jesús Tecatito Corona, aunque no podían faltar aspectos negativos, como el supuesto malestar de Oribe Peralta –quien argumentó cansancio muscular para no ser convocado ante la preferencia por Chicharito Hernández y Raúl Jiménez–, o la declaración de Carlos Vela de que no fue llamado por un acuerdo previo entre su club y la federación, no por ir sin permiso a un concierto y su posterior ausencia a un entrenamiento de la Real Sociedad.