La Unión Europea expresa su solidaridad con los belgas
Un minuto que nunca fue de verdadero silencio
Jueves 24 de marzo de 2016, p. 5
Bruselas.
Con el estruendo de los helicópteros en lo alto, el minuto de sombría reflexión para los pobladores de Bruselas nunca fue en verdad silencioso.
La evidente vigilancia y las esporádicas sirenas de la policía eran recordatorios de que entre la remembranza de las docenas de muertos persistía el incómodo hecho de que aún había potenciales atacantes suicidas sueltos.
Aun así, miles se congregaron, la parte más notable en la Plaza de la Bolsa, en el centro de la ciudad, que se ha vuelto un punto focal de recordación y duelo. Se han colocado velas en forma de corazones y escrito mensajes con gis en el pavimento: algunos, mensajes desesperados por la paz, otros, furiosas condenas contra los terroristas.
Donde más temprano vi un hombre solitario sentado con las piernas cruzadas y llorando frente a las velas y flores bajo la lluvia ligera, el espacio se llenó con cientos de personas antes del mediodía. Cuando terminó el minuto de silencio, se escuchó un leve aplauso en la plaza.
En la sede de la Comisión Europea, a la vista de la zona acordonada alrededor de la estación del metro de Maelbeek, escenario del segundo ataque suicida de la mañana del martes, la familia real belga se unió a líderes políticos y altos funcionarios, algunos con la bandera de Europa en las manos, en un mensaje de solidaridad y desafío.
Ayer, terroristas golpearon el corazón de Europa, nuestra ciudad, Bruselas. Personas inocentes fueron asesinadas y heridas
, dijo la vicepresidenta de la comisión, Kristalina Georgieva. Hemos venido a expresar nuestra solidaridad con Bélgica y Europa en un minuto de silencio.
Fuera, las banderas de Europa y Bélgica ondeaban a media asta. Soldados vigilaban entre los grupos de enviados de la televisión; el personal de seguridad en las puertas y en otras instituciones de la UE –donde los letreros indicaban alarma nivel naranja– se cubría la cara con pañuelos. Un turista se tomó una foto en la escena con un palo de selfie.
En toda Bélgica, escuelas, oficinas y fábricas se detuvieron, marcando el momento de devastación terrorista que tantos habían temido desde hace mucho que llegaría un día, así como ha asolado otras grandes capitales europeas.
Las multitudes se habían reunido fuera de la comisión, de pie ante los muros, algunas personas esperando una aparición más pública de sus líderes. Pero mientras los guardias de seguridad miraban nerviosamente, y los soldados observaban con las armas desenfundadas, eso nunca iba a ocurrir.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya