uestro petróleo se recupera un poco. Lentamente. Pero se recupera. Dice en Forbes Michael Lynch que todavía no es tiempo de que los productores canten victoria. Pero también indica que hay señales de que esta recuperación pudiera seguir –no exenta de la terrible volatilidad– pero lentamente (www.forbes.com/sites/michaellynch...). Lo primero que anota es que –al fin, digo yo– los miembros de la OPEP y otros productores (incluido Rusia) están conversando sobre un acuerdo de control de su producción. Con todas las dificultades y conflictos de siempre, pero lo hacen. Por diferentes razones, incluida la del recorte presupuestal de Pemex, México ya disminuyó en 100 mil barriles su producción. Además, y en este mismo contexto, desde abril de 2015 la producción en Estados Unidos ha experimentado incrementos cada vez menores. Y en diciembre pasado, su producción fue 166 mil barriles por debajo de la de diciembre de 2014.
No obstante la leve recuperación que ha experimentado el precio en el último mes pudiera inhibir los ánimos de controlar un poco el nivel de producción y buscar un acuerdo sobre el volumen diario que respaldaría una demanda con débiles incrementos anuales. Mayor precio, mayor presupuesto y menor ánimo de buscar acuerdos. Incluso con precios tan bajos. Sí, por un lado el precio se ha recuperado cerca de siete a ocho dólares en un mes. Y poco más de 10 de enero a marzo. Y, por el otro –pese a las diferencias de opinión–, hay consenso en esperar para este y los dos o tres años siguientes, incrementos apenas superiores al millón de barriles al día en promedio. Pero incrementos. Ya no caídas como en 2008 (más de 600 mil barriles al día) y 2009 (un millón de barriles diarios).
Incluso se discute la posibilidad de incrementos anuales del consumo mundial cercanos a los 2 millones en 2018 y 2019. Esto ya llevaría la demanda a un nivel de 100 millones de barriles al día en promedio. Y seguiría en aumento en tanto no se presente un cambio drástico en las tecnologías del transporte y en su patrón energético. Además, con picos estacionales de 102 millones o más –vinculados a los veranos de las gasolinas o los inviernos crudos–, que no obstante la mayor producción de crudo en Estados Unidos, obligarán a buscar nuevos productores. Salvo sorpresas realmente extraordinarias, serán productores de costos más elevados que no soportarán las cotizaciones que muy probablemente se registren entre 2016 y 2017. Incluso –hay debate en torno a ello– en 2018. Esto podría llevar los precios a niveles –también hay debate– de entre 60 y 80 dólares por barril. No a 100 dólares por barril. Al menos por lo pronto, no obstante la demanda de 100 millones de barriles al día. Sí, el petróleo de los cien. En cuanto a la evolución reciente de los precios, veamos el ejemplo de nuestro petróleo. El estimado informativo presentado por Pemex este viernes para nuestra debilitada mezcla mexicana de crudo de exportación fue de 31.32 dólares por barril. El viernes 12 de febrero fue de 24.11 dólares por barril. Y el viernes 15 de enero de 20.70 dólares.
Recordemos que el 20 de enero pasado se registró el nivel de precio más bajo de los pasados años (20.90 dólares). Así, la cotización de este viernes representa un incremento mensual nada despreciable de poco más de 10 dólares por barril. Lejos estamos, sin embargo, del nivel de hace poco más de un año: 44.31 dólares por barril, el 20 de enero de 2015. Y no será nada fácil que este 2016 se registre el precio de 49 dólares por barril cubierto en las finanzas públicas para un volumen diario de 212 millones de barriles, poco menos de la tercera parte de una producción cercana a 780 millones de barriles al año. Y por ello se pagaron mil 90 millones de dólares.
Bueno, recordemos que el promedio del año al viernes pasado es de 25 dólares por barril. En consecuencia estamos distantes ya no sólo de las cotizaciones del orden de 100 dólares por barril de 2011, 2012 y 2013. También de los 85 dólares por barril de 2014. Incluso de 43 dólares por barril de 2015. Y, sin embargo, por la evolución de los crecimientos anuales de la demanda que se estiman –ya considerada la desaceleración de la economía de China– no hay que descartar una tendencia moderada a la elevación de precios. Déjenme atreverme a estimar un número. Es probable que la mezcla mexicana de exportación promedie cerca de 35 dólares este año. Serían 14 dólares por debajo del precio de 49 dólares cubierto. Para que no se utilizaran las coberturas, el promedio en lo que resta del año debiera ser de 55 dólares. Esto exigiría una combinación de cotizaciones preponderantemente al alza. Y en términos muy simplistas equivaldrían a un ascenso continuo de precios del nivel actual de 31 dólares hasta 79 dólares a fines de diciembre. Con un paso en el mes de agosto precisamente por 55 dólares por barril.
O sea que ni siquiera un buen acuerdo de productores –que no es tan fácil– ni una reactivación realista de la demanda –apenas con poco más de un millón de incremento al día en promedio– podrían lograr ascensos acelerados de precios en el corto plazo. Los análisis más cuidadosos muestran –como traté de señalarlo antes– no menos de tres o cuatro años para que los precios del petróleo pudieran estar –una vez más– por encima de 60 dólares. Ya no –eso es preciso entenderlo– arriba de 100 dólares, situación a la que se llegó en años anteriores por diferentes razones, pero en un clima de alta financiarización del petróleo.
Sobre ello y los impresionantemente bajos precios del gas natural sería bueno comentar en otra ocasión. Sin duda.
NB: En la comunidad del Instituto Luis Vives nos encontramos no sólo tristes y de luto, sino con un profundo sentimiento de rabia e impotencia. Apareció muerto el joven ex alumno del Vives Miguel Ocejo Cruz, de 22 años, estudiante de la Academia de Canto de la Escuela Superior de Música del INBA. ¡Por Dios! Abrazo enorme a su familia. ¡Descanse en paz!