Greenpeace México y la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS) expresaron su beneplácito por el reciente fallo judicial que determina una moratoria para la siembra comercial de maíz transgénico en el país.

Indicaron que es una pequeña gran victoria que se enmarca en una guerra de largo aliento con la que enfrentamos a un monstruo gigante, un enemigo muy poderoso, y que la decisión judicial va en el sentido de lo que diversas naciones europeas han señalado en relación con que los transgénicos no serán permitidos en sus territorios.

Destacaron que esto reafirma lo indicado por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en torno a que para erradicar el hambre en el mundo no son necesarios esos productos genéticamente modificados.

Esta es una muy buena noticia, es un argumento más para que a la hora de que se desahogue el juicio se prohíba definitivamente el uso de semillas transgénicas en México; eso es muy importante, después de que cada vez más países y gobiernos están rechazando su uso. El año pasado más de 16 naciones de la Unión Europea pidieron que se prohibieran los transgénicos, y la semana pasada el director de la FAO, Graziano da Silva, dijo que éstos son cosa del pasado, que ya no son necesarios para solucionar el hambre en el mundo y que se debe impulsar la agricultura ecológica, dijo Sandra Lazo, coordinadora de la Campaña Comida Sana, de Greenpeace México.

El magistrado federal Benjamín Soto Sánchez, titular del segundo tribunal unitario en materia civil y administrativa del primer circuito, confirmó la suspensión provisional que impide tramitar y otorgar permisos de siembra o liberación al ambiente de maíz genéticamente modificado y obliga a un monitoreo mensual a las siembras experimentales.

Los transgénicos que se pretenda sembrar experimentalmente y que utilicen el herbicida glifosato estarán sujetos a control judicial y de los científicos demandantes, refiere el juzgador en su fallo, el cual reactiva la suspensión que había sido echada abajo por las trasnacionales productoras del grano genéticamente modificado.

Adelita San Vicente Tello, directora de la Fundación Semillas de Vida, recordó que la determinación se enmarca en el juicio colectivo promovido en julio de 2013 por científicos, especialistas y campesinos contra Monsanto, Syngenta, Dow AgroSciences, Pionner-Dupont, la Sagarpa y la Semarnat. Es una lucha de grandes proporciones debido a que el enemigo es muy poderoso y ha interpuesto en su contra alrededor de 100 impugnaciones, acotó.

Expuso que con ese recurso se frenó la posibilidad casi inminente de que se aprobara la siembra comercial. Recién entrado Peña Nieto, estábamos en la puerta de que se autorizara la siembra comercial; esa era la gran amenaza. Monsanto había pedido un permiso para cultivar maíz trangénico en 11 millones de hectáreas, la mitad de la superficie agrícola del país.