Germán Castillo ofrece hoy su versión en el Helénico
Lunes 7 de marzo de 2016, p. a11
“En general, toda la mitología griega nos es propia, porque acabamos siendo occientales: es decir, la griega acaba siendo la cultura fundacional, y Medea lo que plantea entre las parejas sigue, no obstante los cambios históricos”, expresó Germán Castillo, director de la puesta en escena sobre el mito universal escrito por Eurípides que se presenta en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico.
El texto es versión de Castillo y Mansell Boyd; actúan Dobrina Cristeva, Lorena Glinz y José Alberto Gallardo.
Castillo agregó: “La base de este mito es la sexualidad y el poder. Ambas cosas están vigentes. Las revestimos de otras formas, como lo espiritual, el erotismo; el sexo y el poder los revestimos de entidades divinas, de democracia, pero en general opera el poder sobre nosotros. Esto está presente en este tiempo de manera muy acertada. Creo que esto es lo que se deja ver en Medea: una alianza entre un hombre y una mujer, económica y política, matrimonial, que cuando se rompe surgen los resentimientos. Cuando son entre hombre y mujer se llaman celos. Cuando son entre los estados se llaman traición”.
Eurípides, precisó, lo acerca mucho al melodrama, al convertir a Medea en víctima, como si ésta hubiera sido una persona menor que no sabía en la que se estaba metiendo. Ella traiciona a su padre, a sus hermanos, a sus aliados, para seguir a Jasón. Acaba siendo una traición entre traidores...
–¿Cómo se imagina usted a Medea, como mujer?
–Fuerte y con una emanación sexual muy poderosa.
–¿Voluptuosa?
–No. Voluptuoso lo entiendo como un cuerpo para el gusto, para la contemplación masculina. A Medea la veo con un cuerpo para sus propias satisfacciones.
–¿Son suficientes 60 minutos para exponer la historia?
–Normalmente cuando hago una obra no pienso en minutos, Cuando uno empieza y termina, en realidad es un misterio. ¡Claro que hay una acción!, pero no pienso en el tiempo. El aplauso es una señal de si una obra está terminada.
–Las pasiones no se pueden dominar, por definición...
–Creo que no. Considero que nos colocan en un estado de perturbación de la mente y perdemos control sobre nosotros mismos. Por otro lado, es un estado que el hombre instintivamente busca, porque es bueno olvidarse de los controles. Hay que dejarse llevar.
–¿Quiénes se identifican más con la obra: fieles o traidores?
–Los que hayan cometido de pequeñas a enormes traiciones. De esto todos hemos pecado. El teatro sirve para que cada uno reconozca que íntimamente ha hecho algo semejante. Es algo cercano a la purgación aristotélica. Sale uno de una manera... purificada.
Por eso hay miles de canciones de amor y desamor, y de cantina. ¡Sin duda. José Alfredo Jiménez alcanza niveles mágicos que nos alivian, con unos tequilas, de la peor traición que nos hayan hecho o que hayamos hecho! No así Agustín Lara, quien nos permite lamernos las heridas, en una especie de autoconmiseración. Nada más lejos de esta tragedia que la autoconmiseración
.
–Actualmente hay muchos Jasones y muchas Medeas...
–Sí, pero las miserias o tragedias son muy menores... A veces es por un departamentito de interés social... o por un vocho. Medea es de las obras que hacen que nos identifiquemos los machos de manera inmediata.
Medea, lunes, 20:30 horas. Duración: 60 minutos. Localidades: 200 pesos. Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico. Estará en cartelera hasta el 2 de mayo.