Encuestas prevén un triunfo contundente de Trump por el lado de los republicanos
Hillary Clinton, la precandidata demócrata, espera victoria aplastante que deje fuera a Sanders
Hoy, contiendas en 11 estados: Massachusetts, Virginia, Tenesi, Texas y Oklahoma, entre otros
Martes 1º de marzo de 2016, p. 18
Nueva York.
Las cúpulas de los dos partidos nacionales enfrentan con preocupación las contiendas en 11 estados en juego este supermartes, donde un triunfo contundente de Donald Trump podría sellar el destino alarmante del Partido Republicano, y donde Hillary Clinton buscará, prácticamente, anular la campaña insurgente del socialista democrático Bernie Sanders, que se ha atrevido a retar la corona de la reina del Partido Demócrata.
Trump, en los últimos sondeos, es pronosticado ganador en la mayoría de los 11 estados en juego en este maratón, mientras sus dos contrincantes principales –los senadores Marco Rubio y Ted Cruz– buscarán, por lo menos, triunfar en un estado y mantener lo más cerrado posible el margen entre ellos y el multimillonario populista derechista.
Por el lado demócrata, Clinton goza de amplia ventaja en los principales estados en juego en el sur y desea un triunfo suficientemente aplastante como para intentar destruir de manera contundente el desafío inesperado de Sanders.
Los estados que realizarán contiendas electorales para otorgar delegados a los precandidatos son: Massachusetts, Minnesota, Virginia, Tenesi, Alabama, Georgia, Texas, Arkansas, Colorado, Oklahoma y Vermont. En Alaska compiten sólo los republicanos (los demócratas lo harán en ese estado el 26 de marzo).
El multimillonario
Muchos dentro y fuera de la cúpula republicana empiezan a concluir que es demasiado tarde para frenar el tren de Trump, sobre todo si se impone este martes. Mientras supremacistas blancos aquí y en Europa se proclaman por él, Trump ha logrado ampliar su base de apoyo entre la filas republicanas según las últimas encuestas (la más reciente a nivel nacional, de CNN, lo tiene ganando con 49 por ciento, seguido por Rubio con 16 por ciento y Cruz con 15) y con ello desmoronar el control de la cúpula republicana.
A finales de la semana pasada, una figura de la cúpula, el gobernador de Nueva Jersey Chris Christie, hasta hace poco precandidato presidencial republicano, anunció su respaldo a Trump y lo acompañó a varios actos masivos de campaña. Esto fue considerado casi vil oportunismo
y casi traición por algunos en el partido.
Poco después, Jeff Sessions, uno de los senadores republicanos veteranos y promotor de las iniciativas antimigrantes más extremas, también proclamó su apoyo para el multimillonario. Se espera que habrá más figuras de la cúpula republicana que de repente apostarán por el insurgente.
Marco Rubio, la última esperanza de la cúpula, ha decidido cambiar de estrategia para enfrentar a Trump con las mismas tácticas del magnate –insultos y descalificaciones– y promover un movimiento anti Trump en las filas republicanas. Todos esperan que funcione, pero es difícil ganarle al maestro en su propio terreno.
A la vez, Cruz está apostando a que ganará en su estado, Texas, y que con ello mantendrá viable su campaña. También se apuesta a que estados grandes como Florida y Ohio, que realizarán sus contiendas a mediados de marzo, ofrecerán más oportunidades a Rubio y John Kasich para obstaculizar el paso a Trump.
Pero cada vez más analistas consideran que Trump llegará como el ganador del proceso interno a la convención nacional en julio, y que será ahí donde tal vez se detonará una última batalla para evitar su coronación, pero que eso podría provocar una crisis tal vez mortal para el partido.
El socialista democrático
La estrategia de Clinton depende en gran medida de su apoyo entre las minorías, sobre todo los afroestadunidenses en los estados sureños. Su triunfo aplastante en Carolina del Sur el sábado pasado fue comprobación de ello. Sin embargo, la semana pasada se fragmentó su monopolio sobre los latinos en el concurso en Nevada, en gran medida por la preferencia de los jóvenes por Sanders. Por ello, muchos estarán observando qué pasa con este sector en Texas, Colorado y, en grado menor, en Virginia y Georgia, donde se verá de nuevo el papel de los latinos para determinar la contienda en esos estados entre los dos demócratas.
Clinton busca imponerse de manera definitiva sobre Sanders con múltiples triunfos este martes y así presentarse como la inevitable candidata demócrata a la presidencia. Sin embargo, se calcula que no ganará todo: Sanders probablemente triunfará en su estado, Vermont, tal vez el colindante Massachusetts y tiene muy buenas perspectivas en Colorado.
Sanders continúa generando un apoyo entusiasta con su mensaje de una revolución política
, alimentado sobre todo por los jóvenes, que han sido parte clave de su sorpresa después de que casi todos los expertos inicialmente descartaron sus posibilidades en esta contienda.
Un estratega y analista electoral veterano comentó a La Jornada que Sanders también es diferente en otro aspecto: su base de donantes. Rompiendo todos los récords, más de 1.2 millones de individuos han aportado múltiples donaciones de sólo 27 dólares en promedio. Sanders ha recaudado casi 40 millones más sólo en febrero, logrando competir directamente con el poderoso aparato de Clinton, apoyado en gran medida por grandes intereses adinerados. Los candidatos suelen suspender sus campañas no por derrotas electorales, sino cuando sus principales donantes les informan que ya no están dispuestos a dar más. En el caso de Sanders esto no es factor; por lo tanto, continuará en la contienda un buen tiempo más, suceda lo que suceda este martes.
Este fin de semana la representante y veterana militar de Irak Tulsi Gabbard renunció a su puesto de vicepresidenta del Comité Nacional Demócrata –el órgano cupular del partido– para pronunciarse a favor de Sanders. El ex secretario de Trabajo de Bill Clinton y reconocido analista e intelectual público Robert Reich también se sumó a Sanders. Y Adam McKay, el guionista de The Big Short, al ganar el Óscar anoche, pidió al público de cientos de millones que dejaran de votar por candidatos que aceptan fondos de las grandes empresas, sobre todo las financieras, sin mencionar nombres, pero el único precandidato que no lo hace ahora es Sanders.