Es un día que será inolvidable en los muchos que espero tenga todavía sobre la tierra, dice
El sabio y Ascensión Hernández, su esposa, son aclamados en el teatro Juan Ruiz de Alarcón
Es un ícono de la universidad nacional, un humanista que nos fortaleció con una visión histórica de una pluralidad étnica que jamás será vencida
, se congratula el rector Enrique Graue Wiechers
Martes 23 de febrero de 2016, p. 4
El homenaje a Miguel León-Portilla (CDMX, 1926) por su cumpleaños número 90 fue todo de agradecimientos: por pertenecer a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), por dar visión a las lenguas indígenas, por sus libros, por su sabiduría, su humor, por ser maestro de varias generaciones.
Y él también agradeció: a su familia, su esposa, su hija, sus nietos. Por esa vida que le ha permitido conocer personas y lugares. La verdad mi vida ha sido muy feliz. Estoy en paz con la vida, ha sido generosa conmigo
, dijo el historiador, investigador y nahuatlato (hablante de náhuatl) durante su breve discurso en el teatro Juan Ruiz de Alarcón, en el Centro Cultural Universitario.
Ahí se realizó uno de los festejos. Los aplausos más fuertes fueron para él y para su cónyuge, Ascensión Hernández, quien estaba entre el público, al igual que los ex rectores Guillermo Soberón, José Sarukhán, Francisco Barnés y Juan Ramón de la Fuente.
Ginecocracia muy buena
En el escenario, en la mesa del festejado, el rector de la UNAM, Enrique Graue, acompañado por la directora del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH), Ana Carolina Ibarra; la directora del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Teresa Franco, y los directores de las academias mexicanas de la Historia, Andrés Lira, y de la la Lengua, Jaime Labastida.
Es para mí un día que seguramente será inolvidable en los muchos que espero tenga todavía sobre la tierra
, dijo León-Portilla, quien anunció que respetaría los cinco minutos que respetaron quienes lo precedieron en el micrófono.
Agradeció entonces a la UNAM, a sus maestros, como el sacerdote Ángel María Garibay y el antropólogo Manuel Gamio, el arqueólogo y ceramista Eduardo Noguera. Tuve el privilegio de conocer tanta gente
, añadió.
“Mi vida ha transcurrido en una familia que en lo que concierne a mis padres eran de mentalidad tradicional, pero hicieron lo indecible por sacarnos adelante a mí y mis dos hermanos menores, ya fallecidos. Con el paso del tiempo conocí a Ascensión Hernández, investigadora en el Instituto de Investigaciones Filológicas, trabajadora incansable que me acaba de dar pruebas de un cariño enorme ahora que estuve a punto de entregar los tenis, porque tuve una pulmonía con tres semanas en el hospital. Como un ángel cuidaba de mí todo el tiempo, dejaba otras cosas, en la noche tenía que levantarse varias veces. Te lo agradezco, Chonita.
Solamente tuvimos una hija con lo cual no hemos contribuido a la explosión demográfica, pero esta hija que también estudió aquí, se casó con Gerardo Hierro, profesor en la Facultad de Derecho, y tenemos dos nietos a los que quiero muchísimo, Miguel Diego y Fabio.
Su agradecimiento fue también a quienes han sido las directoras del IIH de la UNAM: En nuestro instituto que hemos tenido una ginecocracia muy buena, pero muy buena, pienso que la ginecocracia es magnífica. Cuando tengamos una presidenta las arcas van a estar rebosantes de recursos
, y también para sus colegas como el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, a sus alumnos indígenas.
A todos: Muchas, muchas, muchas gracias
.
Y comenzaron a sonar Las Mañanitas a cargo de la Orquesta Universitaria Juvenil Eduardo Mata.
Don Miguel León-Portilla fue el último en hablar. Poco antes, el rector Graue dijo: No estamos únicamente por su cumpleaños, sino para congratularnos de que haya existido y que su existencia haya estado íntimamente ligada a la UNAM
.
Definió al autor de Visión de los vencidos de un humanista, escritor prolijo, apasionado de nuestra cultura y lenguas autóctonas, historiador de historiadores, ciudadano ejemplar que “a todos nos fortaleció la visión histórica de una pluralidad étnica que jamás será vencida.
Para la universidad nacional, que ha sido y seguirá siendo siempre su casa, es uno de los íconos universitarios, más conocido y reconocido; le ha dado lustre y vida a nuestro lema universitario y a la universidad reconocimiento internacional. Por todo ello muchas gracias. Le agradecemos ser quien es, su sencillez y genuina alegría. Que por nuestra raza siga hablando su espíritu por muchos años más.
Un sabio en la acepción nahua
León-Portilla es un sabio como lo entendían los antiguos nahuas
, dijo la directora de Investigaciones Históricas, Ana Carolina Ibarra, mientras la titular del INAH, Teresa Franco, destacó que se celebran 90 años del académico con la absoluta seguridad de que muchas de sus décadas son parte de la historia de nuestros saberes, y muchas de sus décadas forman parte de nuestras mejores décadas por los nutrientes de sus escritos y enseñanzas
.
Para el poeta Jaime Labastida, la pertenencia de León-Portilla a las academias de la Lengua desde hace 55 años, lo convierte en el académico de mayor antigüedad no sólo en la academia mexicana, sino en todas las del planeta. Esto bastaría para ser la gloria de todo intelectual
, pero además ha hecho aportaciones a la historia, tiene doctorados honoris causa por universidades de todo el mundo y ha puesto ante nuestros ojos azorados todo un continente cultural. Lo mismo que hicieron antes arqueólogos como Gamio y Matos Moctezuma, lo aplica León-Portilla en el terreno de la arqueología textual. Es un arqueólogo del pensamiento y la palabra
.
El homenaje incluyó dos mesas sobre las facetas de la obra de León-Portilla: el historiador, el nahuatlato, el filósofo, la arqueología, Baja California, el humanista, el escritor, el maestro y el editor a cargo de investigadores, historiadores, arqueólogos como Matos Moctezuma, Rodrigo Martínez Baracs, Juliana González, Teresa Uriarte, Vicente Quirarte, Patrick Johansson y José Rubén Romero.