Sábado 20 de febrero de 2016, p. 8
Saltillo, Coah.
Una década después de la peor tragedia minera del México contemporáneo, cuando 65 carboneros perdieron la vida, la búsqueda y rescate de los restos se mantiene como el principal reclamo de viudas, huérfanos y padres de las víctimas.
Es el caso de Juana María Arzola Lozano, viuda de José Ramón Hernández Ramos, especialista electromecánico que al momento del accidente tenía 37 años de edad. Juany, como la llaman sus familiares, no pierde la esperanza de que en cualquier momento las brigadas de búsqueda y rescate reingresen a la mina y le entreguen los restos de su marido para sepultarlos.
Ayer viernes, algunas viudas e hijos de los mineros fallecidos la madrugada del 19 de febrero de 2006 se concentraron en el exterior de la carbonera, ubicada en el ejido Santa María de San Juan de Sabinas.
La víspera, los deudos repintaron de blanco las 65 cruces de madera que instalaron hace años sobre la carretera, como una forma de mantener viva la memoria de los trabajadores y la esperanza de recuperar los restos de los 63 que siguen atrapados dentro de la excavación, la cual explotó por las elevadas concentraciones de metano.
Sobre la malla perimetral de la empresa, las familias colocaron pancartas con fotografías de los obreros que murieron cuando laboraban en el tercer turno.
Amparos del Grupo México lo impiden
En Saltillo, el gobernador Rubén Moreira Valdez se refirió a la tragedia de Pasta de Conchos como un acontecimiento muy triste para los coahuilenses y para el país
y se pronunció por la recuperación de los restos, aunque “hay algunos recursos, algunos amparos (de Grupo México) que lo impiden.
Estamos por el rescate de los cadáveres y la prevención de los accidentes mineros. La extracción del carbón es de por sí una de las actividades industriales más peligrosas del mundo, pero sacar carbón significa generar 10 por ciento de la energía eléctrica del país, es decir, no puede dejar de sacarse el carbón, sólo que se debe hacer en las mejores condiciones
, indicó.
Expuso que su gobierno insistirá en la desaparición de las minas artesanales, las cuales son conocidas en la región como pocitos carboneros, debido al riesgo que representan para los trabajadores, pues ingresan y salen por un mismo lugar y no hay sistemas de ventilación.