Los Ángeles.

El Staples Center de Los Ángeles fue el escenario donde se realizó la gala de la 58 entrega de los premios Grammy, que reconoció a Mark Ronson y Bruno Mars con el gramófono más importante: el de grabación del año por el tema Uptown funk.

Taylor Swift logró quedarse con otro de los Grammys importantes: el de álbum del año por 1989, en una noche en la que también se alzó con los galardones de mejor álbum pop y mejor video musical por Bad blood.

En total, Swift contaba con siete nominaciones a los premios más importantes de la industria musical estadunidense. Sin embargo, los otros dos gramófonos más codiciados, por los que también competía Swift, fueron a parar a manos de otros artistas: el de grabación del año fue para la pegadiza pieza de Mark Ronson y Bruno Mars, mientras que el de canción del año fue para el británico Ed Sheeran por Thinking out loud.

Alabama Shakes también ganó tres premios, entre ellos la mejor interpretación de rock, pero Lamar fue el gran ganador de la noche con cinco estatuillas. Se llevó los gramófonos al mejor álbum de rap por To pimp a butterfly, así como a mejor interpretación de rap, canción de rap, interpretación de rap/canto y video musical. Además tuvo un momento sensacional cuando subió al escenario para actuar.

Lamar comenzó su número luciendo golpeado, esposado, con cadenas alrededor de las manos y una magulladura en el ojo. Pasó a fusionar rap, jazz, reggae y sonidos africanos de manera imponente mientras rapeaba The blacker the berry e interpretó apasionadamente el tema nominado al Grammy Alright. Terminó con un mapa de África, y la ciudad de Compton impresa en él.

Lamar acudió a esta fiesta musical con la seguridad de ser el segundo artista más nominado de la historia de los Grammys, por detrás de las 12 candidaturas que obtuvo Michael Jackson en 1982 con Thriller.

Kendrick Lamar tuvo un momento sensacional cuando subió al escenario, en el que también estuvo Adele, quien no alcanzó la grandeza de sus presentaciones del pasado. Little Big Town y Demi Lovato, por su parte, brillaron durante sus interpretaciones.

La velada también incluyó algunos homenajes: Glenn Frey, de The Eagles, y Maurice White, de Earth, Wind & Fire, fueron honrados por su antigua amistad. En tanto, Lady Gaga rindió homenaje a David Bowie.

Otros de los galardonados que destacaron fueron Meghan Trainor como mejor artista nuevo. La mejor interpretación pop solista fue Thinking out loud, de Ed Sheeran. La mejor grabación dance: Where are u now, Skrillex y Diplo, con Justin Bieber. El mejor álbum de rock: Drones, de Muse. El mejor álbum de música alternativa: Sound & Color, Alabama Shakes.

El mejor álbum urbano contemporáneo: Beauty behind the madness, The Weeknd. La mejor canción de R&B: really love, D’Angelo and The Vanguard.

La mejor interpretación de R&B: Earned It (Fifty Shades of Grey), The Weekend. El mejor álbum de R&B: Black Messiah, D’Angelo and The Vanguard.

Grammys a los latinos

Ricky Martin, Natalia Lafourcade, Pitbull y Rubén Blades también triunfaron en la gala no televisada.

La superestrella puertorriqueña ganó el gramófono dorado a mejor álbum pop latino por A quien quiera escuchar. Natalia Lafourcade volvió a ser recompensada por Hasta la raíz, el disco con el que arrasó en la última edición de los Grammy Latinos. La mexicana recibió el premio a mejor álbum rock latino, urbano o contemporáneo, pero debió compartirlo con el rapero Pitbull.

El panameño Rubén Blades se impuso en la categoría de álbum tropical latino con Son de Panamá. Los Tigres del Norte no defraudaron y fueron los mejores en música regional mexicana con Realidades.

El jazzista mexicano Antonio Sánchez, entre tanto, consiguió un gramófono dorado por la música original de Birdman, luego de que no fue nominado a los Óscar el año pasado.

Arturo O’Farrill y su Afro Latin Jazz Orchestra ganaron el premio a la mejor composición instrumental por The afro latin jazz suite.