Menos de tres minutos bastaron para que el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa, entregará al Papa las llaves de la ciudad y el pergamino de huésped distinguido, y a su vez éste le diera una medalla alusiva a su viaje apostólico por el país e intercambiar algunas frases de cortesía a las puertas de la Catedral Metropolitana, de frente a las casi 50 mil personas que se congregaron este sábado en el Zócalo capitalino.

Ya no hubo tiempo para que el máximo líder católico firmará el libro de visitantes distinguidos, el cual fue retirado del templete poco antes de comenzar el acto protocolario.

Minutos antes de las 11 horas, Mancera se colocó en la parte baja de la rampa que llevaba al templete de madera donde se realizaría el acto –que usualmente se efectúa en el Salón de Cabildos del Antiguo Palacio del Ayuntamiento– con el pontífice, quien se trasladó de Palacio Nacional a la Catedral en el papamóvil.

Juntos subieron y se colocaron al centro del templete. A su espalda ondeaban las banderas de México y del Vaticano. El mandatario capitalino primero entregó el pergamino al visitante y luego las llaves.

Sin más preámbulo, el jerarca católico se despidió de Mancera y bajó del templete para entrar a la Catedral, donde ya lo esperaban obispos y cardenales de la Conferencia del Episcopado Mexicano.

Por la tarde, luego de supervisar el operativo de seguridad en las instalaciones del Centro de Comando, Control, Comunicación, Cómputo, Inteligencia, Integración, Información e Investigación, conocido como C4, el mandatario capitalino refirió que al entregar las llaves, Francisco bromeó que si con ellas podía abrir todo absolutamente en la ciudad, a lo que él le respondió que era una llave maestra y que podía abrir lo que quisiera en la Ciudad de México.

El arzobispo Norberto Rivera Carrera, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa, y el argentino Jorge Mario Bergoglio, durante la entrega de las llaves y pergamino de huésped distinguido frente a la Catedral MetropolitanaFoto Francisco Olvera

Mancera Espinosa precisó que la ceremonia anunciada era para darle las llaves, pero a su equipo le pareció que era bueno que se le diera el pergamino también por la difusión que hubo. Entonces, entregamos las llaves, el pergamino, así como la medalla (de huésped distinguido) y las Alas de la Ciudad de México, como a otros visitantes, aseveró.

Sobre la asistencia, que según informó fue de 50 mil personas en vez de las 60 mil esperadas, el funcionario admitió que hubo confusión, porque se decía que para entrar se requería boleto y no fue así, ya que el ingreso fue libre.

Nosotros estamos satisfechos porque no se exigieron los boletos en el Zócalo de la Ciudad de México, no podía ser así, remarcó el funcionario.

Trascendió que Mancera tuvo problemas para llegar al Zócalo, por la calle de Guatemala, ya que un elemento del Estado Mayor no permitía el ingreso de la camioneta en la que se trasladaba, con el argumento de que después del Presidente, ya nadie puede pasar.

El personal que acompaña al mandatario le respondió que eso se lo dijera a Mancera Espinosa. Finalmente lo dejó pasar.