e entero de que en la reciente asamblea anual de los ganaderos se tomaron, entre otros, los siguientes acuerdos: “Continuar con la defensa (sic) y difusión de la fiesta brava a través de la entidad llamada Tauromaquia Mexicana Siglo XXI, para lo cual se buscarán alianzas a nivel internacional. Llevar a cabo la tercera edición del certamen Descubriendo un Torero, con el apoyo de los ganaderos en la donación de  novillos, así como la colaboración de los empresarios participantes. Trabajar de la mano de Sagarpa en el fortalecimiento del Sistema Producto Bovinos Espectáculo…

“Durante 2015 se llevaron a cabo 504 festejos divididos en 349 corridas, 17 corridas de rejones, 130 novilladas. En ellos tomaron parte 147 matadores, 159 novilleros y 28 rejoneadores quienes torearon en 216 plazas de la República Mexicana. Se lidiaron 1631 toros para toreros de a pie; 320 para toreros de a caballo; y 774 para novilleros. Además se celebraron 90 festivales en los que se lidiaron 405 astados...

Se hizo entrega de un reconocimiento al escritor Carlos Abella por su destacado papel como promotor de la tauromaquia y la cultura mexicana en España, durante su gestión como director del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid. Se llevó a cabo un panel con la participación de periodistas de televisión y la actividad concluyó con la celebración de la corrida de La Insurgencia en la Plaza Oriente.

Pero de autocrítica y propósitos de enmienda, nada. Al igual que otros gremios sostenidos por la soberbia, entre los ganaderos de lidia los culpables son otros y el enemigo está afuera, mientras que a ellos los caracteriza la unión, la identidad de propósitos y la salvaguarda de la bravura. Aunque todo indica que en esta enési- ma asamblea ganadera nadie osó hablar de basura, de esa sucesión interminable de animales sin edad, trapío ni codicia en varas y en los engaños, a los que hay que rogarles las embestidas para conseguir de algún modo faenas bonitas, no trascendentes, que a diario salen por la puerta de toriles de las plazas del país. Pero el autoengaño y el fraude son los enemigos más poderosos de la fiesta.

¿Alguien cuestionó si la esencia de la tauromaquia es la bravura o la belleza? ¿Si se seguirá sacrificando la primera a la segunda? ¿Si debe sustentarse en la emoción o únicamente en la diversión? ¿Tiene caso que los reglamentos exijan un toro con cuatro años cumplidos? Si hoy se torea mejor que nunca, ¿qué es lo que se está toreando? ¿Pugnará la asociación contra el añejo desequilibrio de ganaderías que lidian con frecuencia, y manso, y las que poco o nunca lo hacen? ¿Continuarán sin capacitar a comunicadores y aficionados en torno a la crianza y lidia de las reses? Quizá el año entrante aborden estos tópicos.

Andrés Roca Rey –Lima, 21 de octubre de 1996– que a su juventud añade un claro concepto de la lidia, un valor espartano sin alardes, una estética natural y una obsesión por triunfar y corresponder a las expectativas de los públicos, por fin confirma esta tarde en la Plaza México su alternativa, que recibió en Nimes el pasado 19 de septiembre. Desde novillero triunfa, fuerte, en los principales ruedos del mundo. Es frecuente que los toros le rompan la ropa, pues no concibe su tauromaquia sin la cercanía y la ligazón. Está dispuesto a reivindicar la escamoteada tradición taurina del Perú. ¡Mucha suerte, torero!