Berlín.

Tal como lo prometió Dieter Kosslick, director del Festival Internacional de Cine de Berlín, el plato fuerte de la presente edición de la Berlinale es el tema de los refugiados en Europa.

Calificado como el mejor documental que hasta ahora se haya realizado sobre el drama de la migración africana hacia Europa a través de la isla italiana Lampedusa, se presentó ayer en competencia Fuego en el mar (Fuocoammare), producción italo-francesa del director Gianfranco Rosi.

La intención es sensibilizar al mundo sobre esta página negra en la historia de la humanidad, fueron las palabras del director y productor en el estreno del filme.

Lampedusa es considerada hoy día la metáfora de la migración africana hacia Europa. Con una visión de lupa en mano, Rosi realizó durante un año este trabajo documental.

Vida y tragedia

Dos mundos se encuentran en Lampedusa, se desarrollan paralelos. El día a día de los habitantes se mezcla con la cotidiana tragedia que se vive en la isla con el rescate de embarcaciones cargadas de migrantes que pretenden llegar a Europa.

De la mano de Samuele, un simpático niño de 12 años que vive en esta pequeña isla italiana, localizada a sólo 70 kilómetros de África, el espectador se adentra en el diario acontecer en Lampedusa.

Samuele juega con su resortera, no le gusta la escuela y encima se ve obligado a usar lentes, pues tiene un ojo flojo. Vive de alguna manera totalmente ajeno a la catástrofe humana que acosa a la isla.

La abuela de Samuele reza por las almas de las decenas de migrantes que fueron encontrados muertos, noticia que acaba de escuchar en la radio. Este tipo de información es el día a día en Lampedusa, así como lo son las complacencias que el locutor de radio atiende de sus radioescuchas, una de ellas, la popular canción italiana Fuocoammare, que da título al documental.

Los equipos de rescate reciben a los sobrevivientes, hay que registrarlos, el olor a diésel que se impregna en los cuerpos de los migrantes de estas austeras embarcaciones suele ser insoportable.

Un doctor relata algunos detalles de su trabajo, también tiene que funcionar de médico forense. Atiende a quienes llegan deshidratados, a mujeres embarazadas, también a las que dieron a luz en la embarcación, luego de una travesía de varios días.

Muchos consideran el día a día un estado de excepción, que se ha convertido en una dolorosa normalidad en Lampedusa.

Las embarcaciones que vienen de África se lanzan al mar abarrotadas de hombres, mujeres, niños, bebés. El número de migrantes varía de acuerdo con el tamaño. Suelen estar divididas en tres clases.

En la primera, aquellos que pueden viajar en la parte frontal, se pagan mil 500 dólares. La segunda está en la sección de atrás y se valúa en mil.

La tercera, en la parte de abajo, cuesta 800 dólares por persona. El calor y la falta de aire en esta área hace que muchos de ellos no alcancen a concluir el viaje.

Quizá la escena más cruda que Rosi retrata es precisamente aquella en la que la tercera clase de una embarcación llega a Lampedusa con decenas de cadáveres.

Por su parte, la directora mexicana Tatiana Huezo pisa fuerte en la capital alemana con su segundo largometraje, Tempestad, en el que continúa su investigación sobre las desapariciones en México.

Huezo fue entrevistada por Knut Elstermann, uno de los más populares críticos de cine y lo-cutor de la cadena de radio RBB, Radio Brandenburg-Berlín, quien manifestó su admiración por el trabajo documental de la cineasta mexicana.

Como invitada especial al programa de radio, Huezo explicó los pormenores en la realización de Tempestad. Tampoco perdió la oportunidad de manifestar el difícil tiempo que se vive en México, donde la violencia se encuentra fuera de control ante lo que consideró la orfandad que el ciudadano mexicano vive respecto a las instituciones.

En este foro, Huezo contó también con el apoyo de otro reconocido crítico alemán especializado en cine latinoamericano y español Wolfgang Hamdorf.