Por falta de liquidez, en octubre de 2015 se amplió a 24 meses el plazo para finiquitarlo
Viernes 12 de febrero de 2016, p. 25
Durante 2015, del presupuesto federal se destinaron 3 mil 712 millones de pesos para el pago de pensiones de los más de 30 mil jubilados de Ferrocarriles Nacionales y otros compromisos del proceso de liquidación de esa empresa, toda vez que el fideicomiso creado para ese fin no tiene liquidez.
Los próximos dos años deberán seguir fluyendo los recursos públicos para el proceso de liquidación de Ferrocarriles Nacionales de México (Ferronales), toda vez que en octubre del año pasado se dio un plazo complementario de 24 meses para concluir el proceso de liquidación.
Los datos están contenidos en el Informe del Servicio de Administración de Bienes Enajenados (SAE) sobre el avance de la liquidación de Ferronales que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) remitió ayer al Senado, después de las críticas por haber reservado la información sobre ese tema durante 10 años.
Desde el pleno senatorial, la legisladora Dolores Padierna demandó que de todas formas se pida una explicación a la SCT por haber intentado mantener en la opacidad esa información, después de las denuncias en torno al desfalco cometido por Víctor Flores, dirigente del sindicato ferrocarrilero, quien maneja los recursos de jubilación de los trabajadores, pese a que la relación laboral está extinguida.
En ese informe, correspondiente al segundo semestre de 2015, se señala que el sindicato ferrocarrilero es el interlocutor para el proceso liquidador, y conforme a la documentación que presentó el organismo encabezado por Flores, se reanudó el pago del seguro de vida
, suspendido desde 2012.
En realidad se trata de un pago por fallecimiento
a los deudos de jubilados muertos. Hasta el 31 de diciembre del año pasado se habían entregado 218 millones de pesos.
En el informe se destaca que cinco años después de que el SAE se hizo cargo de la liquidación de Ferronales, hay más de 12 mil “bienes instrumentales –antenas y estantes– que por su antigüedad y falta de mantenimiento son obsoletos y se les asignó un precio de venta de un peso
a cada uno de ellos.