n varios estados del país existen condiciones que hablan de una prolongada crisis del orden institucional tras la fracasada alternancia presidencial con el Partido Acción Nacional (PAN) y la restauración del viejo Partido Revolucionario Institucional (PRI). Los avances prometidos vía el reformismo han sido mínimos y la circunstancia nacional amenaza con empeorar.

Con muchas aristas y distintos ángulos, Tamaulipas, Guerrero y Michoacán, por citar los casos notorios, presentan similitudes en mayor o menor medida en cuanto al deterioro por la actividad delincuencial: secuestros, homicidios asociados con bandas criminales, connivencia de autoridades y cuerpos policiacos con narcotraficantes, a lo que se suma la anemia financiera gubernamental que agudiza la coyuntura nacional adjudicada a la caída de la renta petrolera.

El ánimo social anda deprimido y la disolución de la idea de seguridad entre la población, junto con la profundización de la violencia criminal en sus peores formas y con el mayor descaro, da a entender que en muchas regiones el Estado se encuentra ausente.

En Veracruz, en meses recientes se ha visto cómo coinciden todas las condiciones para hablar una especie de tormenta perfecta. Más aún con la confirmación de que restos humanos hallados en Tlalixcoyan pertenecen a dos de los cinco jóvenes secuestrados por policías el 11 de enero en Tierra Blanca, además del hallazgo del cuerpo de la reportera Anabel Flores Salazar en un tramo de la autopista Orizaba-Tehuacán.

La falta de confianza de los agraviados en las labores de la Fiscalía General del Estado y en el resto de los órganos de gobierno ha contribuido de forma relevante a la percepción ciudadana de que las cosas podrían empeorar, sobre todo porque en el ámbito económico cada vez son más frecuentes los momentos de apuro gubernamental, no sólo para cubrir compromisos con proveedores y prestadores de servicios, sino a la propia burocracia en activo y a los pensionados, quienes esperan con angustia el día de quincena.

La situación de quebranto económico abrió un inusitado frente con la Universidad Veracruzana y ya hay dos denuncias por el escamoteo de recursos que tiene a la institución en grave trance financiero. El horizonte se oscurece.