Cultura
Ver día anteriorMiércoles 10 de febrero de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Christian Duverger habla con La Jornada de su primera novela, El ancla de arena

Perfila historiador una visión lúdica de la vida de Colón

El autor se aleja de la versión romántica del descubridor de América, del registro oficial y de los libros de texto

El misterio que gira alrededor del navegante fue administrado, inventado y gestionado por él mismo; organizó la ausencia de huellas y destruyó las pruebas, sostiene

Foto
La ficción permite entrar en la historia con más libertad de la que puede tener el historiador, pero se debe indicar al lector que no hay fantasma; es una novela hecha por un historiador y eso garantiza que lo dicho sobre Colón no son tonterías que salen de Internet, afirma DuvergerFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Miércoles 10 de febrero de 2016, p. 3

Uno de los personajes cuya vida se mantiene en un misterio es Cristóbal Colón, y eso abrió el camino para que el historiador francés Christian Duverger (Burdeos, 1948) escribiera su primera novela, El ancla de arena, que se aleja de la visión romántica del navegante, de la historia oficial y de los libros de texto.

El tema de Cristóbal Colón está complicadísimo; el problema con él es que la cantidad de datos necesarios para escribir su biografía es enorme, pero prácticamente todos son elementos falsos o falsificados o tienen problemas de autenticidad, dice el historiador en entrevista.

Hay que estudiar y rechazar la mayoría de las fuentes. Eso lo habría podido hacer como historiador, pero saldría un libro de mil páginas y, con 800 páginas para explicar por qué no utilizo tal documento o tal otro, esa obra, que podría ser útil, no tendría lectores.

Por eso decidió escribir ficción, un thriller que involucra a un policía español, una historiadora italiana y dos documentos: el Diario de a bordo, de Cristóbal Colón y la copia a dos manos que mandó hacer el rey Fernando de Aragón. Esos manuscritos están desaparecidos desde hace siglos.

Sinnúmero de teorías infundadas

En El ancla de arena, novela publicada por Suma de Letras, el lector hallará datos históricos e hipótesis de por qué no existe documentación acerca de Colón antes de su aparición en la corte española: su origen judío y su cambio de nombre.

A mi editorial le interesó el asunto y aceptaron esa técnica de ficción. Es la técnica de una novela y hay que considerar el libro como una novela, pero dentro viene la vida de Colón, y las dudas que podemos tener en relación con esa vida.

No es una recopilación de todas las hipótesis que circulan sobre el navegante. “Hay teorías que no me interesan, que son inventadas, que si era hijo natural de tal rey, por ejemplo. Como tenemos un sinnúmero de teorías infundadas, yo no quise discutir de eso. Como historiador puedo llevar al lector unos documentos o una visión que es histórica y lo que podemos explicarle es que la parte de la biografía de Colón no es ficción. Lo que es ficción es la historia de un hombre, de una mujer; decidí imaginar que el manuscrito perdido de Colón del primer viaje, su Diario de a bordo, reaparece después de 500 años”.

En El ancla de arena la ficción permite entrar de manera lúdica en la vida de Colón y las dudas que generó su personalidad, añade el autor de Crónica de la eternidad y Cortés: la biografía más reveladora.

Una de las primeras sorpresas que tendrá el lector es que “no sabemos nada de Colón. Lo que sabemos de él es de 1492. Lo que significa que no tenemos ningún documento, porque seguramente cambió de nombre, de apellido, y en las Capitulaciones de Santa Fe, el contrato con los reyes de España, aparece con el nombre de Cristóbal Colón, pero no firma. Está la firma de los reyes y la de un secretario que es el notario, pero la de Colón no aparece”.

Además Duverger sostiene que el descubridor de América no era genovés ni provenía de una familia de tejedores.

La ficción me permite entrar en la historia con más libertad de lo que puede tener el historiador, pero hay que indicar al lector que no hay fantasma, es una novela hecha por un historiador lo que garantiza que lo que se dice de Cristóbal Colón no son tonterías que salen de Internet.

Escribir esta novela no fue más difícil que escribir un libro académico; lo delicado fue lograr un equilibrio entre los datos históricos y la dinámica de la ficción. “Es una novela que permite entrar en un asunto histórico y el lector puede saber que la parte histórica no es inventada, pero evidentemente es una novela ligera basada en una investigación muy cuidadosa que hice durante muchos años.

Para mí no tener ningún documento de Colón antes de 1492 es un hecho histórico y la idea en la novela es que seguramente cambió de nombre; entonces tendríamos que buscar los documentos con otro nombre. Si hay otros historiadores que deseen hacer el trabajo, qué bien, pero por el momento es una especie de novela que es una reflexión sobre la manera de escribir la historia y sobre nuestras creencias. Podemos imaginar novelas que no tocan la historia, pero si una la toca, qué bien que esté un historiador atrás.

–¿El libro abona al mito o desmitifica?

–No podemos imaginar que como historiador voy a repetir la historia de los libros de texto. No. El Colón que aparece en este libro no es el Colón clásico, romántico. Mi hipótesis es que es muy probable que fuera judío, y como es imposible vivir como tal después de 1492 tras la expulsión de los judíos de los territorios españoles, entonces decidió callar su vida; por eso cambió de nombre y por eso jamás dice nada sobre su vida anterior. El misterio que gira alrededor de Colón fue administrado, inventado y gestionado por él mismo. Él organizó la ausencia de huellas, destruyó las pruebas, eso que hace que el historiador tenga muy pocos documentos para hablar de él.

Colón era un hombre entre dos religiones: la judía y la católica; dos países, Portugal y España, y dos momentos de la historia de España: la del Mediterráneo, que era la España de Aragón, etcétera, y la conquistadora abierta sobre el Atlántico. Es un hombre que nos interesa también por su intervención histórica, pero para detallar quién era es difícil, porque él mismo borró todas las huellas. Eso es tema de una novela, ¿no?