La izquierda difusa
ara clasificar las posturas políticas, desde el inicio de la modernidad se usó una metáfora geométrica: izquierdas y derechas. Este símil ha experimentado muchas variaciones: al inicio las izquierdas eran liberales y se distinguían de los monárquicos conservadores. Después se hicieron socialistas y los liberales se corrieron a la derecha. A la fecha, con la casi desaparición del socialismo del imaginario político actual, el liberalismo se partió en dos: uno de corte igualitario y otro que se opone a la igualdad porque piensa que eso elimina la libertad.
El primero pone el acento en la idea de la justicia como equidad, y asume que el Estado debe garantizar derechos y elaborar políticas que distribuyan los recursos y ofrezcan más oportunidades a la población más desfavorecida; el segundo propone un Estado mínimo que garantice competencia sin limitaciones; es idólatra del mercado; es el llamado neoliberalismo. Ahora la derecha es neoliberal y la izquierda impulsa políticas redistributivas desde el Estado.
Es claro que en México los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional son neoliberales y no han dudado en unirse alrededor de las llamadas reformas estructurales, pero no sabemos qué son los otros partidos en realidad. Tenemos una derecha muy nítida y una izquierda difusa por la ausencia de propuestas claras para combatir la desigualdad y garantizar cada vez más derechos. Cuando han sido gobierno, como en Zacatecas, no han elaborado programas de equidad; por el contrario, pactaron fácilmente con la derecha política y social y con los poderes fácticos.
Los partidos que dicen ser de izquierda no muestran en sus plataformas propuestas orientadas a la equidad; de hecho, no tienen agendas programáticas. Y es precisamente esta ausencia de claridad lo que dificulta las alianzas.
La llamada izquierda es difusa y confusa. La ideología queda indefinida: no sabemos si hay izquierda; sabemos que la derecha existe y opera.