Jueves 4 de febrero de 2016, p. 26
El gobierno de México, representado por el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo Villarreal, firmó ya el Acuerdo de Asociación Transpacífico (ATP) que comenzó a negociar desde 2012 con 11 naciones de Asia, Oceanía y América. Sin embargo, el acuerdo no entrará inmediatamente en vigor porque cada país asociado comenzará un proceso legislativo interno para que sea ratificado, lo que puede demorar dos años.
En el caso de México corresponde al Senado de la República hacer el análisis y aprobación correspondientes, informó la Secretaría de Economía (SE).
De no lograrse que el ATP sea ratificado por los 12 países que lo negociaron, entonces entrará en vigor al término de dos años contados a partir de su firma si es aprobado en seis países que acumulen 85 por ciento producto interno bruto de todo el grupo, entre los que se prevé que debe estar incluido Estados Unidos.
La firma del acuerdo se concretó en Auckland, Nueva Zelanda. Los ministros de Comercio de los países firmantes expresaron su beneplácito por la culminación del proceso de negociaciones del tratado comercial más novedoso por su nivel de ambición, amplitud de temas y altos estándares, y que orientará las negociaciones comerciales internacionales en las próximas décadas
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El tratado, según el gobierno federal, representa la estrategia de comercio e inversión de México respecto a la región Asia-Pacífico, considerada como la de mayor crecimiento en los próximos 25 años.
Grandes empresas beneficiadas
La firma del ATP por parte de 12 países se dio en medio de fuertes protestas de miles de opositores a la globalización en Nueva Zelanda. Los manifestantes cortaron la circulación en las calles de alrededor del centro de conferencias en la ciudad más grande Nueva Zelanda, Auckland, desatando el caos.
Doce países que dan al Pacífico pretenden crear la mayor zona de libre comercio del mundo, que abarcará Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Estados Unidos y Vietnam, donde se suspenderán los controles aduaneros y las barreras comerciales.
Los críticos temen que el acuerdo beneficie sobre todo a las grandes corporaciones multinacionales y perjudique a los trabajadores.
El primer ministro de Nueva Zelanda, John Key, señaló que el acuerdo facilita el comercio en la región y responde a los intereses de los países y sus ciudadanos.