Algunos hombres actúan condescendientes, otros las chocan
Lunes 9 de noviembre de 2015, p. 50
Kabul.
Desde que Rokhsar Azami recorre las calles de Kabul al volante de su Toyota se enfrenta lo mismo a la condescendencia de conductores masculinos que a unos dispuestos incluso a chocar con ella. En Afganistán, donde las mujeres que manejan son vistas como una amenaza a los valores islámicos, esta periodista de 23 años no piensa echar el freno.
Rokhsar comenzó a conducir para evitar el acoso que padecía cada mañana al esperar un taxi para ir al trabajo. Sin embargo, tripular su pro
A veces, quieren entablar una conversación. Uno de los modos que han encontrado es provocar un accidente
, dice, y luego cuenta una experiencia horrible
: un día cuatro desconocidos a bordo de un choche la siguieron; le bloquearon el paso en una calle medio desierta del centro de Kabul y cuando empezaron a bajar del vehículo ella aprovechó para escapar en reversa con el acelerador a fondo.
En los años 1970 y hasta 1992 era común ver a mujeres conduciendo en Afganistán. Todo cambió durante la guerra civil (1992-1996) y los talibanes empeoraron la situación prohibiendo a las mujeres salir sin burka y acompañante masculino. El régimen islamista fue derrocado en 2001, y la situación de las mujeres mejoró. Ahora pueden ir al colegio, estudiar en la universidad y conducir, pero ver a una mujer al volante sigue siendo para muchos una provocación.
Algunos las consideran la encarnación del imperialismo occidental y la negación de los valores islámicos, explica Babrak, un afgano de unos 50 años.
Para los ultraconservadores, manejar fomenta la independencia, y sin la tutela de un hombre, las mujeres podrían tener relaciones extramatrimoniales. Si las mujeres conducen, sobre todo las más jóvenes, el libertinaje aumenta y esto puede incluso conducir a la prostitución en las sociedades islámicas
, asegura Babrak.
Pero Rokhsar sabe que no es así y se siente orgullosa de manejar y ser un ejemplo para las mujeres.