Juventud acumulada es lo que tiene, dijo el tenor Plácido Domingo en conversación por los 55 años desde su debut en México, que serán celebrados con un concierto en el Auditorio Nacional el 10 de noviembre, el primero en el que desplegará la voz después de la operación a la que fue sometido hace 25 días. No vamos a hablar de edad, fue su petición, pues cuando los años pasan se puede ser más joven todavía, bromeó.

Sin embargo, en algún momento expresó: Me doy cuenta de que estoy más cerca de retirarme. Nunca se piensa, pero me doy cuenta de que habrá que parar un día, así que mientras tenga voz trataré de dar al público todo lo que tengo con el alma y el sentimiento.

Disciplina, amor y pasión lo han mantenido en su carrera musical, donde ha cantado por 48 temporadas en la Ópera Metropolitana de Nueva York y ha escrito un historial de más de 3 mil 800 funciones en los mejores teatros del mundo.

La pasión y el entusiasmo que tengo siempre me ha mantenido. Es un privilegio poder cantar a mi edad, declaró en una videoconferencia desde Nueva York. Siento que tengo la energía para hacer feliz al público y que olvide sus penas.

Reconoció al pueblo de México: Es extraordinario, porque recibe golpes tremendos y se levanta siempre. Hay optimismo y espero que sea recompensado por todo lo que ha sufrido, entre tragedias de la naturaleza y la violencia, algo que ojalá se pudiera erradicarse, que pudiéramos vivir todos en paz.

El cantante de 78 años, que apareció en la pantalla con formal saco azul y sin corbata, reveló que ya realiza sus actividades en pleno desde hace un par de días y que tiene gran entusiasmo por llegar a nuestro país, después de la cirugía de emergencia que lo obligó a cancelar su presentación en México, programada originalmente para el 31 de octubre.

En el próximo concierto estará acompañado por su hijo Plácido Domingo, la soprano María Katzavara y la Orquesta Sinfónica de Minería, dirigida por Eugene Kohn. El programa estará integrado por piezas de ópera, zarzuela, comedia musical, opereta y canciones, como le gusta en los conciertos en los que no interpreta una ópera completa, detalló.

Cuando piensa en México, lo hace como el lugar donde conoció la ópera y la música. Recordó al niño con pantalón corto al que apodaban El Granado en el Instituto México, porque en todos los festivales cantaba la famosa canción de Agustín Lara: mi cantar hecho de fantasía, mi cantar, flor de melancolía.

Los años se pasan volando, exclamó para la juventud arrolladora que lo cuestionaba desde el otro lado de la cámara. También rememoró esa primera presentación en nuestro país, a los 18 años de edad. Fue en el papel de Borsa, de la ópera Rigoletto, de Giuseppe Verdi. Sus padres compraron su vestuario.

Con más de medio siglo dedicado al bel canto, el tenor reconoce que en México hay una gran tradición de cantantes, de donde han surgido figuras como Rolando Villazón, la propia Katzavara, Arturo Chacón, Ramón Vargas y Javier Camarena, quien canta como los ángeles.

Sobre la popularidad de la ópera, Plácido Domingo consideró que hay más teatros y enormidad de cantantes. Eso lo ha podido ver en el concurso Operalia que organiza, donde llegan voces sensacionales. La juventud verdaderamente surge como un nuevo público.