En el Museo Universitario del Chopo se desarrolla el ciclo Estruendo multilingüe
Necesitamos acercarnos a esa expresión para ver cuán moderna es, dice José Luis Paredes Pacho a La Jornada
Buscan autores reapropiarse de su historia y reinventar su identidad, opina el investigador y director del recinto
Dialogan con el jazz, el pop, el ska y el hip hop
Domingo 1º de noviembre de 2015, p. 2
La sociedad mexicana necesita estar más en contacto con muchas de las experiencias indígenas para ver cuán modernas son
, sostiene José Luis Paredes Pacho, director del Museo Universitario del Chopo.
En particular, el investigador se refiere a la música que hacen hoy los jóvenes indígenas, sobre la cual está convencido de que es una de las expresiones que más sorpresas deparan al ámbito sonoro y la cultura nacionales.
En los recientes 10 años ha habido más visibilidad de los grupos musicales indígenas. Es evidente que tarde o temprano habrá más de ellos en los festivales más importantes del país, sobre todo en los de rock
, asegura.
Hay que tener claro que no es un movimiento, sino una sincronía de expresiones a lo largo de la geografía del país, porque no necesariamente los grupos del norte tienen contacto con los de Chiapas. Esto se debe a que no existen circuitos independientes alternativos, como sí ocurre en Estados Unidos o España para las pequeñas y medianas bandas urbanas.
El también músico aborda el tema en entrevista con motivo de la segunda edición de Estruendo multilingüe: ciclo de música contemporánea indígena, organizado por el Museo del Chopo, que comenzó el pasado viernes y concluirá el 4 de diciembre, todos los viernes, a las 20 horas.
Ex baterista del grupo de rock La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio, Pacho, como es conocido, afirma que las nuevas expresiones de producción musical en las comunidades indígenas representan una forma de resistencia cultural que sus jóvenes articulan para reapropiarse de su historia y reinventar su identidad.
De allí que las asuma como expresiones contraculturales que tienen perfecta cabida con la naturaleza y la razón de ser del Museo del Chopo, espacio que, subraya, desde su inauguración en 1975 se caracteriza como un lugar para las nuevas propuestas, el arte emergente, la producción cultural marginal, las expresiones subculturales, la cultura y el arte alternativos.
Con este ciclo se busca valorar la propia noción de lo indígena y la cultura indígena en el sentido de no reducirlos a simple cultura popular o folclor, a una cultura propia del museo de antropología o de culturas populares. Lo vemos como arte actual y cultura contemporánea, emergente, experimentadora, más propia de un espacio como éste
, señala.
Pionero en el estudio del tema y autor del libro Rock mexicano: sonidos de la calle, publicado en 1992, el investigador refuta la idea de que las culturas indígenas son estáticas y que deben reproducir la tradición según el canon original hasta el infinito porque de otra forma se pervierten.
Es una idea que en lo personal, y para el museo, no es válida, en el sentido de que las indígenas son culturas contemporáneas a todo lo demás y, como tales, sujetas a la experimentación, la innovación y la relaboración.
Pacho precisa que el propósito del ciclo Estruendo multilingüe es ampliar la noción de la música indígena contemporánea, que no sólo se trata de rock ni de un solo tipo de rock, sino de expresiones que dialogan con distintos referentes sonoros provenientes de diversas tradiciones contemporáneas, entre ellas el jazz, el pop y el hip hop.
En el ciclo de este año participan cuatro grupos y dos solistas. El primero es la agrupación Chan Santa Roots, de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, cuyas raíces se remontan a la música mestiza peninsular en fusión con géneros como reggae, ska y bossa nova.
El 6 de noviembre actuarán los raperos Mare Advertencia Lirika y Pat Boy; la primera originaria de Oaxaca, con una propuesta en lengua zapoteca, mientras el segundo es de Felipe Carrillo Puerto, con poesía y canciones en maya.
El 20 de noviembre, desde Zinacantán, Chiapas, se presentará la banda Lumaltok, con su propuesta de rock en lengua tzotzil; mientras el 27 de ese mismo mes hará lo propio Xipe Vitan Jä’i, proyecto musical que fusiona el metal con líricas ñañú, náhuatl, tuún savi, driqui y quechua de Perú, así como con abstracciones de música tradicional de diversos pueblos originarios del continente americano.
El ciclo cerrará con la actuación del grupo Vayijel, proveniente de San Juan Chamula, Chiapas, el cual fusiona el rock y el metal con la música tradicional de su comunidad.
Cada vez hay más visibilidad para estas propuestas y en el Museo del Chopo queremos generar esta plataforma para que crezca y aumente esa visibilidad, pero también para que los grupos indígenas de distintas comunidades, de diferentes idiomas, puedan tener un lugar de encuentro para confrontarse a distintos públicos. Sabemos que eso fortalece mucho los procesos de los artistas
, explica Paredes Pacho.