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Nos tratan como perros
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 26 de octubre de 2015, p. 29

San Cristóbal de Las Casas, Chis.

Si tuviera que hacer el viaje otra vez no lo haría porque es muy peligroso; en muchos lugares nos tratan como perros, cuando la mayoría somos profesionales, afirmó Alejandra Morales, como se hace llamar una de los cerca de 3 mil migrantes cubanos que han llegado en las dos semanas recientes a Tapachula en busca de llegar a Estados Unidos.

Relató que miles de cubanos están vendiendo sus casas y demás pertenencias para salir del país, ante las versiones de que una vez restablecidas las relaciones diplomáticas entre La Habana y Washington se cerrarán las fronteras.

Cuando llegamos a Tapachula llegamos sin nada. A veces pienso que fue un locura hacer esta travesía, comentó Alejandra, de 37 años, quien trabajaba en su país de secretaria de un laboratorio de imagenología. Tenía trabajo, pero los salarios son muy bajos y no puedo darles ni siquiera los alimentos a mis dos hijos, recordó.

En las dos semanas recientes cientos de cubanos han llegado al refugio que atiende el sacerdote César Augusto Cañaveral Pérez, coordinador de pastoral de Movilidad Humana de la diócesis de Tapachula.

Vía telefónica, explicó que el 18 de septiembre ella y su esposo salieron de Cuba con mil 500 dólares en la bolsa, rumbo a Ecuador. “Vendimos la casa y todo en busca del sueño americano para sacar a nuestra familia adelante. Pasamos muchos trabajos porque nos roban en el camino; a muchos nos asaltan y nos quitan todo, inclusive la misma policía y la migra. Nos quedamos perplejos”, narró.

De Ecuador salimos a Colombia, pero fue un desastre, terrible. Es el país donde más nos extorsionan. Agregó que en Colombia los isleños toman una lancha rápida que transporta por mar abierto entre 22 y 25 personas, incluidos niños, hasta un puerto en Panamá, donde toman otra lancha y luego una avioneta hasta la capital.

De Panamá a Tapachula viajan por tierra, pero en todos los países nos extorsionan, salvo en Honduras y México, de los que no tenemos quejas; llegamos aquí sin nada. Yo ando con la ropa puesta y al llegar a Tapachula, el 18 de octubre, llevaba dos días sin comer.

En Nicaragua, afirmó, la policía me robó todas las cosas. Me dijeron que me fuera a un albergue. Era una prisión donde lo maltratan a uno y le dan comida de perro. La mayoría de los cubanos que emigramos somos profesionistas. No sé por qué nos odian y repudian.

–¿Vale la pena todo este sacrificio?

–Por momentos me arrepiento de haber dejado mi país, a mis hijos, de haber vendido mi casa y hacer toda esta locura. Pero gracias a Dios ya tenemos el permiso de México.

Indicó que ella y su esposo tienen 20 días hábiles desde que les entregaron el salvoconducto para salir de territorio mexicano.

Vamos a ver si sacamos a nuestros hijos de Cuba. Uno de los motivos por los cuales voy a Estados Unidos es que el 13 de diciembre cumple 15 años mi hija y en Cuba no podía celebrárselo. Es un sueño de todas las niñas en mi país, concluyó.