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Ayuda el gobierno a Coca-Cola a subir sus ganancias

Pemex: matando a la gallina de los huevos de oro

Sondeo UNAM: ¿por quién votarías para rector?

Astillero

Los peñascos de oro

Indicaciones al IMSS

43: apagafuegos bendito

El silencio de Ebrard Casaubon

Enrique Galván Ochoa
Julio Hernández López
México SA

Realidad mata ATP

Otro relanzamiento

EPN: sólo discursos

De nuestras Jornadas

Ley de Ingresos: persistencia persistente de los males nacionales

Carlos Fernández-Vega
La Jornada Zacatecas
Ciudad Perdida

Iztapalapa en la mira

El crimen rompe escudo

¿Y la secretaria de Gobierno?

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Tres relatos

Miguel Ángel Velázquez
Pedro Miguel
Impuesto a refrescos: legislar contra la salud
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l domingo pasado la Comisión de Hacienda y Crédito Público de la Cámara de Diputados acordó en la miscelánea fiscal para 2016 una reducción de 50 por ciento en el impuesto a las bebidas endulzadas embotelladas, con lo que la tasa pasaría de un peso a 50 centavos por litro.

El Correo Ilustrado

Impartición de filosofía creará una mejor sociedad, afirma

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l 2 de octubre, el gobierno japonés decidió eliminar los programas de estudio de literatura, arte, educación, derecho, economía y filosofía de las universidades para potenciar las carreras técnicas, al pretender con esa medida superar la crisis económica por la que atraviesa ese país. En España también han recortado las disciplinas filosóficas y el Plan Bolonia otorga prioridad a las carreras mercantiles.

Economía global: prosperidad o desigualdad
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Los incrementos en la productividad deben reflejarse también en la mejoría salarial de los trabajadores, que a su vez estimule la demanda y el mercado. En la imagen, línea de producción de motores de la planta General Motors de Coahuila Foto José Carlo González
Coyotes, coyotes...
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l anuncio de que los legisladores del PRI y del PAN decidieron reducir el impuesto a las bebidas azucaradas en 50 por ciento pone sobre la mesa el tema de la ética y la responsabilidad de estos representantes populares, así como la legitimidad de la intervención en el proceso legislativo de los coyotes, quienes en democracia ahora reciben el apelativo menos sonoro de cabilderos. Aparentemente, el desafortunado cambio en relación con el dicho gravamen fue obra de estos personajes que, iPad y celular en mano –diría Isaías Robles, de Animal Político (18/10/2013)– tomaron por asalto la Cámara –dice también que en ocasiones llegan a ser hasta 3 mil en el recinto legislativo– cuando se discutía el presupuesto, y torcieron el debate a favor de los intereses que los emplean, y en contra de la salud de los mexicanos.

Napoleón Gómez Urrutia
Soledad Loaeza
El aluvión canadiense
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uizá la primera cuestión que convenga tener en mente respecto del Partido Liberal de Canadá –que alcanzó este lunes una victoria electoral de amplitud inesperada– es que nada tiene en común con la familia liberal-popular en Europa, sean los llamados demócratas liberales de Alemania o el aciago Partido Popular de España. El Partido Liberal, que ejerció el poder por casi siete decenios el siglo pasado, es una formación de amplio espectro, más cercana a la socialdemocracia que a otro de los grandes grupos políticos contemporáneos. Regresará a formar gobierno como protagonista de un cambio que no es excesivo calificar de civilizatorio –ejemplos más adelante–. Es probable, por otra parte, que la primera cuestión que deba recordarse de su joven y dinámico líder, Justin Trudeau, de 43 años, es que su primer gran discurso político fue el laudatio que pronunció, hace 15 años, en las honras fúnebres de su padre, Pierre Elliott Trudeau, la figura política canadiense sobresaliente de la segunda mitad del siglo XX. Ahora, en su primer discurso como candidato victorioso, no hizo alusión explícita al nombre y la memoria de su padre. Es probable que estime llegado el tiempo de empezar a construir una personalidad política independiente de antepasados políticos o familiares. Fueron su juventud y relativa inexperiencia –con un currículo concentrado en la docencia y el activismo juvenil– lo que trataron de explotar en su contra sus oponentes: ¿Entregaría usted las llaves de su Ferrari al que apenas obtuvo su licencia de manejar?, preguntaba un oponente, cuyos amigos deben poseer vehículos de esa marca. Las cifras del lunes: Partido Liberal, 39.5 por ciento de los votos, 184 distritos ( ridings) de 338, frente a 34 en la elección de 2011; Partido Conservador, 31.9 por ciento, 99 frente a 166; Partido Nuevo Democrático, 19.7 por ciento, 44 frente a 103; otros partidos, 7 por ciento, 11 frente a 6. Un ejemplo de libro de texto de lo que en México llamamos voto útil: hastiados de Harper, parvadas de nuevos demócratas, algunos Québécois y verdes, y hasta conservadores incapaces de comulgar con las cada vez más pesadas ruedas de molino que ofrecía su líder, decidieron votar liberal.

Resistencias y partidos
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lvira Concheiro publicó en Memoria (número 253) un sugerente artículo que tituló Las izquierdas ante sus derrotas. Me he propuesto escribir un ensayo con base en el texto de Elvira, pero por lo pronto quiero resaltar lo que dijo sobre las resistencias, que parecen ser las expresiones populares más comunes de tiempos recientes.

Jorge Eduardo Navarrete
Octavio Rodríguez Araujo
Un Ángel en el reino de los pobres
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éxico pertenece a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el llamado Club de los ricos, una institución poderosa que en conjunto representa los grandes intereses del capitalismo global. Pero además tiene con ella un lazo muy especial, pues su secretario general no es otro que José Ángel Gurría, un conocido ex funcionario a cargo de la Hacienda en tiempos de Zedillo y a quien la voz popular apodaba el Ángel de la dependencia, mucho antes de que se vieran traducidas a la realidad las grandes promesas fallidas del Consenso de Washington. Gracias a su influyente y privilegiada situación, Gurría es una suerte de superministro e ideólogo de las reformas estructurales, el gran promotor de los cambios de fondo que, de acuerdo con los estudios y análisis elaborados por la organización, los socios deberían instrumentar. En cierta forma, la OCDE señala grandes objetivos y propone soluciones de acuerdo con su concepción del deber ser de la globalización, un mundo imperfecto en el que son innegables las diferencias y los privilegios. Nunca entendí a ciencia cierta qué papel le tocaba a nuestro país en ese club, como no sea el de asumir una postura de subordinación justo en temas cuya naturaleza exige la mayor autonomía, el máximo de imaginación colectiva y una clara visión de que la inserción en la globalidad requiere mucha más participación social y menos aquiescencia tecnocrática. Se podría repetir con Groucho Marx aquello de que nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo. Pero aquí estamos. Y si algunos grupos arrogantes se vanaglorian del logro, habría que aceptar que a ellos, una minoría en la inmensidad nacional, las cosas a pesar de todo les salieron bien: son ricos, fuertes y dictan la agenda en un país empobrecido, violento y crispado. Ahora Gurría, que vino a recomendar la reforma de las pensiones, nos entrega un informe cuyas conclusiones no pueden dejar satisfecho a nadie que tenga memoria. En él se adelanta un panorama de estancamiento que ayuda a clarificar por qué crece espontáneamente la insatisfacción con las instituciones democráticas, reafirmando la necesidad de cambiar el rumbo en lugar de insistir en la misma receta. La OCDE reconoce que, y cito, las disparidades de ingresos entre los estados mexicanos, así como dentro de ellos, se encuentran entre las más altas; la diferencia entre el Distrito Federal y Chiapas, por ejemplo, es la disparidad regional más grande que hay en la comunidad de la OCDE. La pobreza continúa siendo un tema preocupante en muchos estados, al igual que la insuficiencia de una serie de servicios básicos. Los datos no por conocidos son menos alarmantes. México se estanca en un modelo desigual y excluyente, aunque el informe, paradójicamente, se inscriba en una especie de incompresible optimismo generado por las élites a contrapelo de la cotidianidad nacional, como lo prueba todo el debate presupuestal. Hay una fe ciega en las reformas, un mantra modernizador que opaca el presente e hipoteca el futuro a los intereses par­ticulares. Tiene razón Rolando Cordera cuando apunta en estas páginas (y transcribo) que en el fondo, lo que nos aqueja sin tregua es un divorcio nada amistoso entre economía y sociedad que el Estado, incluyendo al actual gobierno, no ha querido reconocer. Los pretextos y las explicaciones son muchos, pero en muy pocas ocasiones se admite que, en el fondo, la tan celebrada estabilidad macroeconómica no sólo está prendida con alfileres, como en el pasado, sino que en gran medida depende de que no haya mucho crecimiento, ni la inversión pública necesaria para empezar a trazar otra trayectoria, mucho menos el gasto social que se requiere para proteger a los más vulnerables y crear condiciones mínimas para que niños y jóvenes no vean desde su temprana edad frustrado su porvenir ( La Jornada, 18/10/15).

Bolivia, hacia otra relección de Evo Morales
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vo Morales ha ganado con creces el derecho a la relección, pues pocos presidentes en la historia han cumplido como él sus promesas, hecho tanto en tan poco tiempo por sus pueblos y derrotado con igual valentía los embates imperialistas.

Adolfo Sánchez Rebolledo
Ángel Guerra Cabrera
La desigualdad: propuestas nuevas y viejas recetas
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e manera cada vez más insistente aparece el tema de la desigualdad en el centro del debate global. Diversos hechos lo señalan: se ha otorgado el Nobel de Economía a Angus Deaton por sus aportes al análisis de la pobreza y la desigualdad, lo que indica que el banco central sueco, que es el que decide a quién se otorga este premio, reconoce la relevancia actual de estos temas. La OCDE, usualmente ocupada en insistir en la necesidad de proseguir con las reformas orientadas al mercado, ha venido promoviendo reuniones para analizar las dificultades para medir adecuadamente la desigualdad que, como se sabe, en las encuestas ingreso-gasto frecuentemente subestima los ingresos de los más ricos y sobreestima los de los más pobres.

Un Macbeth japonés
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olví a ver en la Cineteca la versión que Kurosawa filmó en 1957 del Macbeth, de Shakespeare. Sigue al pie de la letra la anécdota, tal como fue contada por el dramaturgo inglés, pero la traslada al Japón medieval que, como la Inglaterra preisabelina, se desangraba en guerras civiles e intrigas asesinas. Toshiro Mifune, su actor preferido, actúa como un personaje del teatro No; sus movimientos son a veces acompasados, otras, convulsivos, más bien epilépticos, su lenguaje violento o más bien la manera de enunciar las frases es violenta, imperiosa, como conviene a un guerrero, fuerte en la lucha y con todo débil ante su mujer: la ambición y la locura de su esposa son el reflejo de lo que él mismo desea pero no se atreve a verbalizar, Lady Washizu (debiera escribir doña Washizu, pero no suena bien) es como un ventrílocuo, emite las frases que hubiese querido pronunciar él. La mujer es también un personaje del teatro No, quizá un hombre travestido de mujer como era de rigor en ese teatro, un hombre disfrazado de noble japonesa con el rostro pintado de blanco, las cejas depiladas y una curiosa sobreceja delineada cerca del nacimiento del cabello, de habla pausada y ritual, voz muy gutural semejante a la de la bruja que anuncia la profecía en el Bosque de Las Telarañas, voz y apariencia masculinas. Cuando la actriz –¿o el actor?– se pone de pie pueden verse sus sandalias de madera, ¿las getas? sobre las que se desliza tan pausadamente como habla, aunque después corra con asombrosa ligereza para colocar la lanza asesina en los brazos del soldado a quien ella ha narcotizado, se dirige luego a la puerta principal –enorme–, grita –casi aúlla en el mismo tono gutural y ronco –¿varonil?– avisa a los soldados de guardia apostados en la puerta principal del castillo que un asesinato ha sido cometido y señala a uno de sus enemigos como autor del crimen.

Orlando Delgado Selley
Margo Glantz