Con la exigencia de que se haga justicia en el caso del asesinato de Rocío Mesino, luchadora social del estado de Guerrero, ayer arribó a la capital del país la caravana Rocío de la Esperanza, integrada por unas 150 personas, principalmente mujeres, provenientes de diferentes comunidades de la Sierra guerrerense.

Hay una gran lista de desaparecidos y gran crisis de justicia. Somos familiares de los desaparecidos en la década de 1970; somos la continuidad y aquí seguimos, a pesar de la represión, dijeron Carlos y Norma Mesino, hermanos de Rocío, quien fue ejecutada el 19 de octubre de 2013 ante unas cien personas, pero la investigación no ha avanzado.

Señalaron que después del asesinado de la dirigente social no ha cesado el acoso y la persecución contra los integrantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur, fundada por el padre de la activista y dirigente en el momento de la muerte de Rocío. Tampoco se han instrumentado medidas de protección para la familia.

La caravana fue recibida en la Casa Talavera de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, en el Centro Histórico, y los integrantes participaron en foros sobre los derechos de las mujeres, así como en actividades culturales y artísticas.

A esas actividades asistieron Hilario Mesino Acosta y Alicia Mesino Castro, padres de la dirigente campesina.

El día del homicidio, Rocío Mesino, junto con otras mujeres, trabajaba en un comedor comunitario donde atendían a campesinos y personas que laboraban solidariamente en la construcción de un puente provisional para sustituir el que había destruido la tormenta Manuel, en la comunidad Mexcaltepec. Un hombre le disparo varios balazos por la espalda y huyó con un cómplice que lo esperaba en una motocicleta, ante la mirada de decenas de personas.