Arrebatado al crecimiento urbano, es uno de los más de 100 lugares de ese tipo en la capital
adobitoshechos a mano, no con moldes, y colocados en forma ordenada en el muro mediante la
técnica del libreroFoto cortesía del Festival Internacional Cervantino
Miércoles 7 de octubre de 2015, p. 5
Lima, Perú.
La capital peruana cuenta con más de un centenar de sitios arqueológicos, sin embargo, son pocos los que han sido objeto de un trabajo de puesto en valor
, es decir, que estén abiertos al público y brinden servicios. Uno es el centro ceremonial Huaca Pucllana, construido entre 500-700 dC por la cultura lima, contemporánea de las culturas moche y nazca, ubicado en la municipalidad de Miraflores.
El lugar funciona mediante un marco legal sui géneris, ya que el Ministerio de Cultura, que atiende lo relacionado con el patrimonio, firmó un convenio con el gobierno municipal que, a su vez, ha asumido el valor de éste. Hoy Huaca Pucllana es autofinanciable, gracias a los recursos obtenidos por el ingreso de visitantes y de la concesión del restaurante que se jacta, gracias a fotografías, de recibir comensales famosos. También han habilitado una de sus plazas para montar espectáculos culturales.
Hasta hace relativamente poco Huaca Pucllana tenía el aspecto de un pequeño cerro que se había convertido en un tiradero de basura, con todo y pepenedores. Incluso, las personas se subían en sus motocicletas para aprovechar la inclinación del supuesto cerro, expresa José Ceencho, del equipo de arqueólogos.
Era casi tres veces más grande
A partir de 1981 la especialista Isabel Flores Espinoza asumió el reto de ponerlo en valor, de forma ininterrumpida. Para entonces, Huaca Pucllana ya no conservaba su tamaño original. Hoy el sitio consta de seis hectáreas, no obstante, fotografías de 1944 nos revelan que era probablemente tres veces más grande
, explica Ceencho.
Desde los años 30 del siglo pasado se empezó a recortar el lugar debido al crecimiento urbano y el trazo de calles nuevas. Había leyes que lo protegían, pero muchas no se cumplían por falta de concientización, en especial por las autoridades para tratar de proteger el sitio
, precisa el entrevistado. De hecho, molestaba. Los especuladores hubieran preferido desaparecerlo y construir viviendas.
En lo arquitectónico Huaca Pucllana se caracteriza por el empleo de adobitos
, hechos a mano, no con moldes, y colocados en forma ordenada en el muro mediante la técnica del librero
. Además, entre adobe y adobe no existe el argamasa de barro, todo un invento
para contrarrestar los movimientos sísmicos a los que está sujeta la franja costera.
La estructura más grande del sitio tiene 450 metros de largo por 150 de ancho, y una altura de 23 metros, distribuidos en seis niveles. Si bien éste fue el tamaño final, Ceencho señala que sus constructores no lo planearon así, sino que creció con el paso del tiempo. Al hacer un corte de excavación vemos gran cantidad de superposición de pisos, que varían en cada área
. Después de la salilda de la cultura lima, el sitio fue ocupado por las civilizaciones wari, ychma e inca.
En el sitio ceremonial lo que existen básicamente son plazas o patios. Muchos de los espacios eran rellenados, pero antes de hacerlo con piedra realizaban ceremonias de sacrificios humanos, con preferencia por las mujeres, que eran matadas a golpes o envenenadas. Otra costumbre, antes de rellenar los espacios, era el rompimiento de vasijas, mismas que han sido reconstruidas y se exhiben en el museo de sitio. Su decoración se inspira en motivos marinos.
Después de una investigación de 34 años, todavía hay muchas preguntas que contestar. Ceencho dice que falta trabajar 35 por ciento del lugar a fin de que el público pueda ver todas las estructuras. En un año los arqueólogos abarcan 400 metros cuadrados, dependiendo de la problemática de cada espacio, siempre con una orientación norte a sur.
Hoy se proyecta la construcción de un nuevo museo de sitio. También se cuenta con un jardín botánico y fauna nativa.