En un agradecimiento a los campesinos que continúan con la siembra del maíz criollo, devino la celebración del Día del Maíz. El eje del festejo fueron las mazorcas de colores, los mensajes y ceremonias en lenguas indígenas, y la degustación de tamales y elotes en el jardín Botánico de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Ahí el chef Enrique Olvera, reconocido hace unos días por su trayectoria, explicó que en el ejercicio de su trabajo, platica a sus clientes de los maíces, como si fueran vinos, hablamos de la cosecha, de la región, del productor. Es la mejor manera de rendir homenaje a ustedes, dijo ante decenas de campesinos que participaron en la celebración.

Agregó que hay que dejar de hablar de la tortilla como algo común, como un vehículo para comerte un taco o como algo simple, y empezar a valorizar, a ver la importancia que tiene y la diversidad que tienen los maíces, para hacer tortilla, los que son para hacer pinole, para hacer pozole, utilizarlos de la mejor manera.

La cocina es un trabajo colectivo, dependemos de ustedes, cada maíz expresa un territorio, en cada uno encontramos un sabor distinto. Quería agradecer a todos los que han emprendido esta lucha. Somos parte de esta comunidad, alzaremos la voz cuando sea necesario, dijo ante la amenaza latente de siembra de maíz transgénico en México.

La celebración dio inicio con danzas y rituales, con una ceremonia para simbolizar la cosecha y agradecimientos en náhuatl. Después vinieron mensajes, como el de Cristina Barros de la campaña Sin maíz no hay país, quien destacó el compromiso de la gente que trabaja en el campo, que se dedica a sembrar nuestros maíces, están haciendo frente al cambio climático con nuestros propios maíces y buscan estrategias con el maíz, el cual de estar privatizado, haría imposible ese conocimiento.

Adelita San Vicente, directora de Semillas de Vida, sostuvo que este Día del Maíz, bajo el lema Desgranemos la violencia, detengamos el agrocidio: luchemos por la agricultura indígena y campesina como una alternativa civilizatoria, permite llamar a hacer milpa para defender este modo de vida.

Activistas de Greenpeace y los actores Julieta Egurrola y Héctor Bonilla exigieron que se proteja el maíz y se escuche a los mexicanos que piden comida sana y libre de transgénicos.

Al concluir el acto los activistas se colocaron en las escalinatas del edificio para formar una mazorca y desplegaron una manta con el mensaje: Unidos por un México sin transgénicos.