Yunadas
l tiempo que la bancada de diputados federales del Partido Revolucionario Institucional se enfrasca en callejonera riña de acusaciones mutuas de corrupción y asociación delincuencial con el legislador panista Miguel Ángel Yunes Linares, usando como telón de fondo su representación en el Congreso, en el solar jarocho las cosas tomaron este fin de semana un camino rupturista entre el gobernador Javier Duarte y los dos senadores de su partido, Héctor Yunes Landa y José Yunes Zorrilla.
El inusitado desencuentro sucede en plena época de restauración del priísmo autoritario y centralista, ese que no deja pasar nada y todo lo observa desde el altiplano, bajo la tradicional forma de hacer política en la que el gobernador tiene libertad de decidir, pero antes debe preguntarle a su Presidente.
Así pues, el escenario electoral veracruzano se ha descompuesto de tal manera que mientras la Procuraduría General de la República habría abierto una investigación por el presunto enriquecimiento ilícito de Yunes Linares y su hijo Miguel Ángel, alcalde de Boca del Río, a quien se le atribuye una mansión valorada en 35 millones de pesos, a Fernando, el otro vástago del ex candidato a gobernador y también senador, pero del PAN, la dirigencia nacional del blanquiazul lo propone para la presidencia de la Comisión de Justicia del Senado.
Enredado Duarte con los Yunes azules, con los priístas rompió también, en una etapa verdaderamente conflictiva no sólo para la administración estatal, sino en general para la sociedad, que padece el daño colateral de una riesgosa anemia financiera que alcanzó de lleno a la Universidad Veracruzana (UV), con la que Duarte tiene otro frente abierto. Según la junta de gobierno de la UV, la Secretaría de Finanzas retiene de forma indebida unos 2 mil millones de pesos de aportaciones federales, cifra que, suponen, fue colocada en la licuadora
para ser utilizada a discreción en otros menesteres.
Previsiblemente, el conflicto tendría efectos directos en la sucesión, pues la ruptura con los senadores –ambos con vínculos con el Comité Ejecutivo Nacional del PRI y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público– dejaría fuera de la jugada a los duartistas y abriría la oportunidad a Gerardo Buganza como candidato independiente, o a Morena, en tanto PRI y PAN se desgastan en conflictos internos.