A un año de su fallecimiento, compañeros del Consejo General de Huelga de 1968 recordaron con un recital a Raúl Álvarez Garín.

Con su hijo Santiago Álvarez Campa al piano y Marduk Serrano López en la voz, los compañeros de aquellos días aciagos y familiares, incluida su madre Manuela Garín, colmaron la sillería del ex templo de Corpus Christi, frente a la Alameda Central, ahí donde en julio del 68 se dieron las primeras escaramuzas entre estudiantes y la brutal represión policiaca.

Víctor Guerra, estudiante de la Vocacional 5 en aquel entonces, dio inicio al acto político-musical con la lectura de La cauda del cometa, reflexión de Álvarez Garín, representante ante el CGH de la Escuela Superior de Física y Matemáticas del IPN, que en parte dice: La luz que iluminó el cielo de la libertad por un momento y los signos que ahora anuncian la vuelta del cometa, no son el presagio de los magos y adivinos, son la certidumbre de la historia y los afanes de justicia , libertad e igualdada irrefrenables.

Álvarez Garín fue un melómano irredento, lo mismo intérprete que ejecutor, como en su alocución lo recordo Félix Hernández Gamundi, otro sesentaiochero, y así el dueto que tuvo a su cargo la porción musical, interpretó lo mismo piezas del repertorio clásico que cantos de la llamada canción de protesta, como algunas piezas de Mercedes Sosa, que fueron tenuemente coreadas por muchos asistentes.