La campeona Guadalupe González tiene dos semanas de haber regresado a los entrenamientos y está con hambre de triunfo para seguir demostrando que nada fue fortuito en los Juegos Panamericanos de Toronto. Está convencida de que todavía tiene mucho que dar como la mejor marchista que no había tenido México en los tiempos recientes.

Me gustaría verme arriba en el podio. Si no lo sueñas ni luchas por eso, nunca pasará, dijo la atleta sobre sus aspiraciones para Río 2016.

Desea continuar trabajando con el profesor Juan Hernández y Graciela Mendoza, los únicos que creyeron en mí y no defraudé, a pesar de la presión que tuve de la Federación Mexicana de Asociaciones de Atletismo para que cambiara de entrenador, pero no acepté y se dieron los resultados, señaló la mexiquense, quien no cuenta con el apoyo de su asociación y se concentra en las Villas de Tlalpan de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte.

Lupita admitió que la medalla que ganó en Canadá le cambió la vida. De ser una atleta desconocida para algunos, ahora la gente me reconoce por mi esfuerzo y hasta los que no saben (de deportes) me felicitan.

Hace dos meses vivió un drama en el último kilómetro de la marcha en los JP, donde se desmayó cuando cruzó la meta en primer lugar, con el que México recuperó un prestigio que había perdido hace 12 años.

Sin embargo, el esfuerzo de la andarina tuvo consecuencias: Una lesión atrás de la rodilla derecha y eso me impidió ir al Mundial de Pekín. No quisimos arriesgarnos, pero ya salimos y hay que pensar en 2016.