Rinden homenaje a la erudita en un conversatorio efectuado en Bellas Artes
estudiar y reconocer todavía más
La incansable mujer de tempestades ejerció un oficio al que proponía considerar un género literario y una categoría estética
Llaman a ubicar su legado como una escuela de las nuevas generaciones
Domingo 2 de agosto de 2015, p. 5
Para recordar a la crítica de arte y ensayista Raquel Tibol (1923-2015) es necesario utilizar varios adjetivos: generosa, incansable, tajante, admirada, temida, sorprendente, observadora, discreta, de una memoria infinita y sorprendente, una mujer de tempestades que llamaba a las cosas por su nombre.
Raquel Tibol nació en Argentina en 1923, llegó a México a los 30 años de edad, se naturalizó mexicana y aquí ejerció un oficio al que proponía considerar un género literario y una categoría estética.
Falleció el pasado 22 de febrero y para recordarla el jueves por la noche se desarrolló un conversatorio en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, donde los participantes hablaron de ella no sólo desde la parte de su trabajo de crítica, sino como amiga o persona cercana.
En este homenaje a cinco meses de su fallecimiento en la ciudad de México, ocurrido el pasado 22 de febrero, participaron Sylvia Navarrete, Guillermo Santamarina, Héctor Palhares, Alfonso Miranda, Silvia Pandolfi, Santiago Espinosa de los Monteros, José Manuel Springer, Juan Carlos Pereda, Dulce María de Alvarado y Manuel Marín, con la titular de la Coordinación Nacional de Artes Visuales del Instituto Nacional de Bellas Artes, Magdalena Zavala, como moderadora.
Promotora e interlocutora
El pintor Manuel Marín recordó que una de las propuestas de Raquel Tibol fue llevar la crítica de arte como una categoría estética, y subrayó que uno de los aspectos que no se ha destacado lo suficiente es el de su riqueza literaria, además de que “más de 90 por ciento de todo los artistas y movimientos artísticos que ella estudió fueron de personas vivas que ella conoció. Eso no es frecuente, todos están vivos.
“Hay muchos aspectos todavía –prosiguió Marín– que le debemos a doña Raquel; estudiarla, reconocerla todavía más y le agradecemos la posibilidad de haber sido la promotora y la interlocutora de todas las manifestaciones artísticas de 1960 a por lo menos 2005.”
Iluminó la cultura nacional
Fueron dos horas de recuerdos y anécdotas de esta mujer cuya postura fue indoblegable
, recordó el crítico y periodista Santiago Espinosa. Con su voz cristalina dijo siempre lo que tenía que decir. En este mismo recinto, en su aceptación de la medalla (de oro de Bellas Artes) aseguró que la crítica de arte que se hace hoy tenía que ser más crítica, menos mafiosa, porque un verdadero crítico en un panorama tan plural debe girar 180 grados su mirada y abarcarlo todo, algo que no está ocurriendo. Esa es la Raquel Tibol que nos ha dejado grandes lecciones
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La investigadora Silvia Pandolfi recordó que Tibol, quien era observadora, se preparaba antes de platicar con un artista; era discreta, en mesas redondas y cosas así pudo ser muy cruel
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El curador Juan Carlos Pereda, quien además de hablar de Raquel Tibol y su relación con Olga y Rufino Tamayo, planteó que se publique un libro con las dedicatorias que artistas como Siqueiros, Rivera o Tamayo le escribieron en las obras que le regalaron son frases breves que revelan el agradecimiento, manifiestan respeto y la valoración de quien iluminó la temporalidad de la cultura en este país
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Sylvia Navarrete, directora del Museo de Arte Moderno, dijo que Raquel Tibol fue un ejemplo muy pragmático. Como decía que su escuela había sido el periodismo, eso le ayudó a tener un sentido de la comunicación y una aptitud para la crónica y eso hacía accesibles sus textos. Escribía para comunicar, a diferencia de muchos críticos que escriben para confundir
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Añadió que sus antologías, monografías, las gráficas, son una mina de información, así como sus libros
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Mientras, el curador José Manuel Springer se refirió a la necesidad de seguir impulsando el espíritu de una crítica de arte, ubicar su legado y ver de qué manera esta crítica que ella impulsó y de la que fue punta de lanza puede tener quizá una escuela, una herencia en las generaciones por venir
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Raquel Tibol, agregó Springer, es hoy día el símbolo de lo que debe ser una crítica de arte, con opiniones muy informadas, tajantes
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