La Fórmula 1 probó los alcances de impacto de la afición capitalina, unos 60 mil en el Zócalo, que terminaron encendidos de emoción al paso de los bólidos de Red Bull, y los pilotos, el australiano Daniel Ricciardo y el español Carlos Sainz, asombrados por la entrega de la multitud que acudió al espectáculo preámbulo del Gran Premio de México en noviembre próximo.

La experiencia, denominada Infiniti Red Bull Racing F1 Show Run, la vivieron seguidores de la máxima categoría del automovilismo y algunos despistados que quedaron atrapados cuando cruzaban la plaza y se cerró el paso por la seguridad.

El programa, en el que rodaron autos clásicos y modelos actuales de Renault, fabricante que motoriza a la escudería austriaca, realizó activaciones sobre la plancha, en cuyo contorno se colocaron tribunas y en el medio stands de actividades.

Niños se probaron por primera vez en minikarts, sin faltar uno que otro trompeado y volteado, sin consecuencias, por el equipo de protección, lo mismo que jóvenes, señores y señoras de la tercera edad, quienes medían sus capacidades en simuladores que se ofrecían para todos los niveles.

Concursos en pistas con fórmulas a escala, juegos electrónicos, exposiciones de ingenieros que explicaban el funcionamiento de motores y sistemas. Todo bajo el influjo de la bebida energética que se repartió a discreción durante la mañana nublada fue el entretenimiento mientras aparecían los bólidos, con una hora de retraso.

Sainz, de Toro Rosso, inició la prueba al mando de un RB7, de los modelos más exitosos de la F-1 con el que el alemán Sebastian Vettel se coronó en 2011.

Aunque no estaba habilitado para competencia, sólo para exhibición, el español realizó tres vueltas; lo condujo a una mano y con la otra saludaba, además de lucir las primeras donas sobre el asfalto a las puertas de la Catedral.

En su turno, Ricciardo también hizo ochos perfectos. La emoción creció con el mexicano Gustavo Vildósola, campeón de la Baja Mil de off road, al volante de su Trophy Truck, que en una tercera sesión aparentaba un gran monstruo al lado de los fórmulas.

Tras una vuelta de los tres bólidos ovacionados por el público, la sesión cerró con ochos de los fórmulas frente a la calle 20 de Noviembre en medio de una nube de humo y papeles brillantes, que cuando se disipó aparecieron ondeando banderas mexicanas sentados en quemacocos de autos de calle.

Los pilotos llegaron a México a las tres de la madrugada y se hospedaron en un hotel frente a Palacio Nacional. Además de correr dieron autógrafos y entrevistas breves.

No soy mexicano, pero he sentido mucho apoyo. Es una gran afición latina. Se aprecia que el Gran Premio aquí será una gran competencia, dijo Sainz, quien señaló que aunque el dominio de Mercedes es total, espera que el campeonato llegue a México, la antepenúltima fecha, aun sin definir para mantener la expectación.

A Ricciardo la visita le despertó el deseo de competir en nuestro país: Fue divertido y emocionante correr en este lugar, fue una buena presentación. Son un poco locos y gente conocedora que siente pasión por la F-1.

Rodrigo Sánchez, subdirector de mercadotecnia del Gran Premio, confirmó que habrá al menos una exhibición más antes de la carrera, que hasta el momento ha confirmado Ferrari, y faltaría asegurar a McLaren, aunque no confirmó si sería sobre Reforma.

Por otro lado, la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal informó que hubo saldo blanco en el operativo que realizó por el evento.

De acuerdo con la dependencia capitalina, las actividades se iniciaron a las seis de la mañana con el despliegue de 3 mil 34 elementos de la policía de proximidad, metropolitana, bancaria e industrial, de tránsito, unidades operativas de la Subsecretaría de Participación Ciudadana y Prevención del Delito, así como personal del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM).

Los elementos policiacos fueron apoyados con 140 vehículos, cuatro ambulancias y un helicóptero que sobrevoló la zona para supervisar las actividades en tierra.