Para los productores de México y América Latina, las fincas verticales representan una oportunidad para sembrar alimentos de alta calidad, con una eficiencia 15 veces superior a los invernaderos y un costo de hasta 30 por ciento inferior a la manera tradicional, afirmó David Proenza, presidente de la Fundación para el Desarrollo de la Agricultura en Ambiente Controlado.

Esto es posible, dijo, porque se eliminan riesgos y se da al productor el control total desde la siembra de la semilla hasta la cosecha. Desde su perspectiva, la finca vertical es el paso siguiente del invernadero, pues mientras en éste se puede rendir en un solo nivel de manera horizontal, en la finca el concepto es que se produce del piso al techo. Es decir, que puede sembrarse en 10 y hasta 25 niveles, todo depende de la altura del techo que se tenga para trabajar, maximizando el área.

En conferencia de prensa, informó sobre el Congreso Internacional de Agricultura en Ambiente Controlado, que se llevará a cabo del 20 al 22 de mayo en Panamá, cuyo objetivo es dar las bases de capacitación al mayor número de productores de la región para que sepan que existe esta tecnología y conozcan cómo aplicarla tanto a nivel individual como agronegocios. Esta técnica es poco explotada en América Latina, pero tiene un enorme futuro.

Y aunque reconoció que se requiere una alta inversión inicial –que depende del tamaño, la cantidad de lo sembrado y a dónde se va a producir– es más rentable que la agricultura tradicional, la recuperación es más rápida, el costo es 30 por ciento más bajo y la ganancia es más segura al eliminar todos los riesgos que existen en la producción tradicional.