Cada día, un promedio de 2 mil niños asisten al Papalote Museo del Niño y se dan a la tarea que pedagogos definen como dramática, determinante del futuro: el juego, y lo hacen en un espacio construido para ellos, donde son la prioridad y los objetos están a su alcance, desde bebederos hasta baños, y sin obstáculos que pudieran provocarles caídas.

Aquí diario es Día del Niño. Todas las actividades son para que jueguen y aprendan sin restricciones. Siempre buscamos traer películas, montar exposiciones interactivas y científicas que sean de su interés. Todo esto es algo especial en abril, mes del niño. El 30 podrán gozar de un obsequio didáctico. Para ello deberán asistir a la Megapantalla o al Domo Digital. Será una sorpresa, expresó en entrevista  Fernando Karam Tapia, director de Servicio al Público del museo.

Galápagos, evolución milenaria

“Lo importante es que los papás o maestros sepan que tenemos 150 actividades. Por ser abril estrenamos una película, Galápagos, en la pantalla Imax, con la experiencia en tercera dimensión, lo que hace que los asistentes se sientan parte de la película. Galápagos permite conocer un lugar con flora y fauna que es resultado de un desarrollo de miles de años. Se puede apreciar cómo ha evolucionado la vida. Esas islas han sido plataforma y base de estudios de científicos como Charles Darwin, que planteó su teoría de la evolución. Hay especies que han evolucionado de manera sorprendente, como la iguana marina, la tortuga de las Galápagos. La narración es de biólogos expertos.

“Otra área es llamada Raro, pero cierto, que descubre datos curiosos y científicos sobre el entorno. También, a lo largo del museo, se pueden leer 63 frases que revelan datos poco conocidos, como el que los astronautas llevan un alimento mexicano al espacio: la tortilla. Para este mes inauguramos la exposición Club mascota, cuyo fin es dejar en claro que una mascota no es un juguete, sino un ser vivo que se une a la familia. Adoptar un animal implica un cuidado y no recluirlo en una azotea. Tampoco hay que darle las sobras o comida para humanos, sino la adecuada, de acuerdo con su tamaño, edad y raza. Aquí se hace definir si un niño puede adoptar o comprar una mascota.”

Adicionalmente, hay un espacio para construir figuras con Lego. “Hay una alberca con bricks (bloques) para que se metan los niños. Lo cual ha sido un gusto generalizado. Pueden hacer puentes para competir entre los niños, quienes prueban la resistencia de sus puentes. Todo para que los chavitos echen a volar su imaginación.

El 30 de abril el día es largo. Es de descanso y de puente, por lo que ya están programadas muchas visitas de grupos escolares. Quien no pueda venir el 30 le recomendamos que lo hagan el primero de mayo. Insisto: aquí el Día del Niño es todo el año. Hay un área de alimentos para que coman y regresen a jugar.

El niño se conceptualiza como una persona que tiene deseo de aprender, de conocer, de jugar y divertirse. “Por eso nosotros buscamos que se aprenda jugando y viceversa. Para esto es importante el trabajo de los guías, a los cuales llamamos cuates. Los niños aquí son las personas de cero a 99 años, o más. Buscamos que nuestras exposiciones tengan un sustento teórico y educativo. Tenemos gente especializada para facilitar el aprendizaje, nos apoyan sicólogos y pedagogos. Hay ciencia y tradición para que los contenidos sean cercanos, de acuerdo con valores”.

Un juego que siempre ha gustado es la cama de clavos. Los niños se acuestan y no les pasa nada. Se vuelven faquires. “Hay una repartición de masa corporal y eso lo entienden como magia. Otro éxito es el área de las burbujas de jabón, donde incluso un niño se puede meter en una pompa. Se entienden conceptos como elasticidad, cohesión y adhesión. Tenemos nuestro árbol llamado Ramón, que permite saber de varios ecosistemas”.

Hay niños que hacen sufrir a los cuates con sus preguntas, como “por qué el agua moja y qué hay más allá, detrás, detrás…”

El museo se encuentra en proceso de remodelación y se ampliará, inclusive con nuevas áreas verdes y un estacionamiento.  Papalote tendrá una planta tratadora de agua y recolectará la lluvia en tanques.

Karam ha trabajado en el Papalote durante 19 años. Comenzó como cuate. No tiene hijos, pero sí unos 2 mil sobrinos o amigos cada día.