Reforma política del DF
Ahora, la prisa en el Senado
¿La ciudad en prenda?
n los primeros días de su gobierno, Miguel Ángel Mancera se comprometió con los habitantes de esta ciudad, y consigo mismo, a impulsar la reforma política del Distrito Federal que condujera a la creación de una carta constitutiva, un nuevo pacto social para que el DF tenga por igual, con las otras entidades, los deberes y derechos que otorga la Constitución General de la República.
Y no sólo eso. Lo más probable es que para los partidos políticos de derecha, como PAN y PRI, no permitir a la ciudad de México tener el rango de estado de la República significa, según ellos, perder, por mucho tiempo más, el mando sobre la capital del país.
Ahora parece que esas dos organizaciones partidistas han declarado su derrota y abandonan la lucha por el control del Distrito Federal. Eso aparenta la forma en la que se dio paso a la reforma que seguramente será aprobada esta semana en la Cámara de Senadores.
Pero hay una sombra de duda en la decisión del Senado. ¿Por qué ahora, en plenas campañas políticas? Es más que claro que las reformas estaban listas desde hace buen rato, y también es nítido que la reforma hubiera sido aprobada en el siguiente periodo sin mayor problema.
Entonces, ¿por qué ahora? Lo peor que podría pasar es que la reforma tuviera un costo, por ejemplo electoral, inconfesable, y que eso pervirtiera el resultado de la elección. La reforma es muy importante, pero no puede funcionar con base en una negociación que pretenda construir un fraude tolerado.
Las condiciones de esta elección todo el mundo las conoce. Los partidos de oposición PAN y PRI no cuentan con la fuerza partidista que pudiera hacerles ganar alguna de las delegaciones en disputa. Muy difícilmente lograrían alcanzar un número importante de asientos en la Asamblea Legislativa, pero lo que sí es posible construir es algún acuerdo que posibilite a esas fuerzas políticas, hoy menguadas, para que milagrosamente
consigan uno o varios asientos en la casona de Donceles y Allende, y también, ¿por qué no? al menos una delegación, sobre todo si esos triunfos se fincan en derrotas
de Morena. Dos pájaros de un tiro
, diría alguien.
Tal vez algo de eso olió Miguel Ángel Mancera, quien repentinamente le bajó de volumen a sus ánimos respecto de la posible aprobación de la reforma, y explicó la necesidad, pero no se alarmó por la posible tardanza en su aprobación. Él sabe a la perfección que ya nada puede frenar la reforma política del DF, por lo que su gobierno no está dispuesto, así parece, a entregar esta ciudad a quien no la merece.
La reforma, propuesta desde hace más de dos años por el ahora senador Mario Delgado, advertía la necesidad de una asamblea constituyente, sólo que en su propuesta se habla de que el ciento por ciento de quienes la compongan deberán ser electos, detalle que quedó en el olvido en la reforma que podría aprobarse hoy en el Senado.
Lo que hace ruido en esa propuesta es que, de aprobarse como está, lo más probable es que entre el PRI y Los Pinos se logre una mayoría que seguramente irá en contra de los intereses de los habitantes del DF, es decir, la constitución de la ciudad de México podría ser construida por el peor de los PRI de que se tenga memoria. Cosa de hacer memoria y números para entender la trampa que ya ha denunciado el senador por Morena Mario Delgado. ¡Ojo con esos enormes detalles!
De pasadita
Aunque ya nos tocará platicar con ustedes sobre la elección en la delegación Cuauhtémoc, habrá que señalar, por lo pronto, que por aquellos rumbos el tufo a demagogia cada vez es más fuerte. ¡Aguas con eso!