Proyecto que forma parte del programa artístico Teatro para el Fin del Mundo
Ángel Hernández cruza las experiencias adversas de Japón y México para generar conciencia
Viernes 17 de abril de 2015, p. 4
Uno de los intereses centrales del programa Teatro para el Fin del Mundo ha sido la revisión de los conflictos relacionados con catástrofes, que se generan en diferentes zonas del mundo. Este año, el proyecto que encabeza Ángel Hernández se desarrolla en Japón, con el nombre El haikú del derrumbe.
“Este nuevo proyecto en Japón es una invitación a reflexionar sobre el tratamiento de la tragedia frente a los mecanismos de resistencia que pueden tener los pueblos para enfrentar circunstancias adversas, que permitan el establecimiento de estructuras emergentes para crear cooperativas de resistencia
“Nos propusimos recabar testimonios de los sobrevivientes del tsunami ocurrido en Japón, porque aún queda huella de esta tragedia. Nos preguntamos si dicho acontecimiento puede ser resignificado para dar un paso siguiente en la sobrevivencia de todo un pueblo”, dice en entrevista con La Jornada Ángel Hernández, quien viajó a Fukushima para realizar su trabajo.
El proyecto tiene como finalidad identificar las fuerzas contenidas en estos espacios para localizar los puntos de origen y destino e instalar haikus que intervengan el espacio, y así generar una resignificación poética de la tragedia.
Las líneas de investigación de El haikú del derrumbe son: recopilación de testimonios y crónicas de sobrevivientes y valoración de las condiciones que se conservan en los espacios afectados por el impacto de la radiación en las cercanías de la central nuclear de Fukushima, actualmente considerada zona estricta de exclusión.
Tsumani en Fukushima y terremoto en el DF
Para Hernández, el episodio en Fukushima marcó de manera significativa la vida de Japón, al igual que el tsunami: ambos generaron mecanismos de resistencia para los japoneses. Creemos que la responsabilidad del artista se encuentra sujeta a la creación de un discurso que permita hacer frente a estas circunstancias como mecanismos de resistencia y una posibilidad de articularnos como en una transición social. Ahí establecemos un circuito de creación que involucra a artistas de Japón y de México
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El haikú del derrumbe está vinculado también con México, con la llamada guerra contra el narcotráfico y con fenómenos naturales como el terremoto de 1985, explicó el coordinador de Teatro para el Fin del Mundo. Los mexicanos también hemos generado mecanismos de sobrevivencia. Decidimos cruzar estos acontecimientos que afectaron a México y Japón para tomar conciencia de lo que sucede actualmente; creemos necesario recopilar los testimonios como parte del pulso de la vida contemporánea de los dos países
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Como parte del programa, artistas mexicanos y japoneses investigan en Tokio el efecto migratorio que provocó el tsunami; este 14 de abril se realizó la exposición pública del proyecto en el Tokyo Metropolitan Assembly Building.
En septiembre, el proyecto Teatro para el Fin del Mundo planea realizar algo similar en el Zócalo de la ciudad de México, a propósito del terremoto de 1985, pues Hernández aseguró que cualquier acontecimiento se puede contar de otra manera.
La idea de Hernández consiste en revelar la resistencia de los pueblos frente a las catástrofes políticas, sociales, naturales, para que no se quede la voz de sus protagonistas en el silencio, como ha ocurrido con otras luchas, incluso ahora, con los desaparecidos.
Teatro para el Fin del Mundo busca ser una plataforma de lucha, de resistencia para lograr presencia como artistas y comunidad civil.