Panamá.

La Casa Blanca anunció ayer por la tarde aquí que los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y Cuba, Raúl Castro, tendrán una conversación privada este sábado. Será el primer encuentro entre gobernantes de las dos naciones rivales en más de medio siglo.

Este encuentro no estaba en la agenda oficial de Obama. Tampoco se trata de una reunión bilateral porque, según se explicó en medios diplomáticos, no puede tener ese nivel mientras los dos gobiernos no tengan relaciones diplomáticas regulares.

Con este anuncio va tomando cuerpo la expectativa de lo que podría ser el acontecimiento más significativo de la Séptima Cumbre de las Américas, que concluye este sábado, y que el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, describió con lenguaje de podólogo: El problema con Cuba era una especie de ampolla en nuestras relaciones y esa ampolla deja de dolernos en nuestras relaciones. Eso va a facilitar muchísimo que podamos integrar las Américas.

Mientras, se acumulan los gestos mutuos. El vicepresidente de la Agencia de Información Nacional, Jorge Leganoa, dejó caer desde la mañana otra de las noticias del día sobre la conversación telefónica de Obama y Castro el pasado miércoles. No se detalló el contenido ni la duración del telefonema.

Otra novedad más: anoche, a través de los cristales del vestíbulo de uno de los hoteles que fueron designados para hospedar a los asistentes de la cumbre en la zona de rascacielos de la ciudad canalera, algunos periodistas descubrieron con sorpresa que en un pequeño bar se desarrollaba otro hecho histórico: el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, y un selecto grupo de colaboradores conversaban concentradamente con el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez. Se trataba nada menos que el primer encuentro de alto nivel entre los dos gobiernos desde los sesenta.

El tema, desde luego, fue la revisión de los avances que se tienen a la fecha para la apertura mutua de embajadas, según fuentes diplomáticas cubanas. No hubo otro acuerdo más que el de seguir conversando sobre los pendientes.

Los equipos diplomáticos revisaban papeles, tomaban notas, compartían observaciones. La sesión se prolongó tres horas. Por la mañana, al tiempo que se distribuían las fotografías de esta reunión, el Ministerio de Relaciones Exteriores la valoró como constructiva y respetuosa.