Convocados por Raquel Castro y Rafael Villegas, 18 escritores integran la antología
Revitaliza el tema de maneras muy originales, para finalmente hablar de este espejo en el que hoy día podemos reconocernos
, refirió Bernardo Esquinca, uno de los cuentistas del libro
Domingo 29 de marzo de 2015, p. 4
El resurgimiento del zombi se debe a que vivimos una época en la que nos comportamos como autómatas. Una sociedad tecnificada, donde corremos todo el tiempo en la ciudad. La tecnología es parte de nosotros, todo mundo va en el Metro o está en los cafés con la cara perdida en la pantalla de sus tablets y celulares. Ese es el panorama que ve el escritor Bernardo Esquinca (Guadalajara, 1972), uno de los autores del libro Festín de muertos (Océano).
México sufre una invasión zombi gracias a 18 escritores convocados a hacer andar a estos muertos vivientes en una antología de relatos mexicanos. El narco, la violencia de género, las muertas de Juárez y estudiantes masacrados son algunos de los temas que se suman al fenómeno que acapara películas, series de televisión, libros y cómics.
De manera muy importante la figura del zombi tiene mucho que decir; estos cuentos lo exploran desde distintas perspectivas. Me parece que se revitaliza el tema del zombi de maneras muy originales, finalmente para hablar de este espejo en el que hoy día podemos reconocernos en los zombis
, expone Esquinca al llegar a la entrevista, tras vencer a un ejército de iracundos muertos vivientes al volante que invaden las avenidas de la capital del país.
Raquel Castro, coordinadora e impulsora de la antología de cuentos junto con Rafael Villegas, en la misma conversación con La Jornada señala que “hubo una variedad de temática. La mayor parte de los autores tomaron al zombi como herramienta o pretexto para hablar de sus inquietudes y necesidades estéticas.
Cada cuento tiene su ritmo y atmósfera, y ninguno es ajeno a lo que nos pasa cotidianamente, sólo que con zombies, explica sobre este experimento que lanzó como anzuelo, sin tener editorial, y que invitó a varios autores, del país, entre los que destacan Luis Jorge Boone, Alberto Chimal, Esquinca o Bernardo Fernandez Bef, quien mandó una narración gráfica.
Reconocido por abordar los temas oscuros, Bernardo Esquinca abre las páginas de la antología con el cuento La otra noche de Tlatelolco. El de los zombis, es un tema muy tocado
, así que la idea era dar vuelta a los clichés, apunta. Al ser requerido por los compiladores, retomó una vieja idea, en la que los estudiantes de la masacre de Tlaltelolco al morir en las ruinas prehispánicas revivían como zombies para tomar venganza de los soldados que los asesinaron.
Es mi interés por el pasado. No creo ser historiador, pero me gusta retomar y reinterpretar desde otros ojos
, explica sobre esta narración, que lo hizo releer La noche de Tlatelolco, de Elena Poniatowska, para volver con esta otra noche, en la que, metafóricamente, todos son zombis: los jóvenes que se levantan en carnes putrefactas, los ciudadanos que se quedan inmóviles ante el horror de la masacre, y los mismos soldados, que siguen órdenes sin pensar.
Como ahora, a los jóvenes se les veía como zombis, discriminatoriamente, porque son difíciles de entender. No ha cambiado y eso pasaba en el 68
, afirma sobre su exploración histórica.
Los mitos del terror, tanto en la literatura como en el cine, que prevalecen hasta nuestro época y que son muy poderosos, como el vampiro, el hombre lobo, el zombie y los fantasmas, surgen de necesidades propias de la época. Pero su vigencia se mantiene porque cada momento mantiene un espejo en ellos.