Presentan en el Palacio de Bellas Artes 158 imágenes
Jueves 19 de marzo de 2015, p. 5
La historia de la fotografía de la ciudad de México era una asignatura pendiente dentro de la investigación artística y documental en nuestro país, afirma el especialista José Antonio Rodríguez.
De allí que la exposición Nosotros fuimos. Grandes estudios fotográficos en la ciudad de México, inaugurada el martes en el Museo del Palacio de Bellas Artes, sea el primer paso para saldar esa deuda, destacó el investigador.
Y es que en esta muestra, que ocupa las salas Justino Fernández y Paul Westheim de dicho recinto, es resultado de más de año y medio de investigación sobre el relevante papel que cumplieron los estudios fotográficos entre la sociedad capitalina de mediados del siglo XIX y hasta las primeras décadas del XX.
De acuerdo con el también curador de la exhibición –la cual permanecerá abierta al público hasta el 31 de mayo–, la fotografía de este periodo permite identificar la construcción de una imagen de modernidad y de aspiración social de las clases populares, así como de una distinción de los sectores más altos.
Retratarse, agregó José Antonio Rodríguez durante un recorrido por la muestra, era un gran acontecimiento y los principales estudios, ubicados en el Centro Histórico, sobre todo en lo que hoy es la calle de Madero, disponían de toda una producción para realizar escenificaciones, como las del teatro o el cine.
Entre esa parafernalia, se contaba con espejos, sillas, sillones, macetones, pinturas, esculturas y telones pintados con paisajes de diverso tipo, glamorosas edificaciones y hasta de algunos extravagantes utensilios, como lanchas de remo y aeroplanos.
Integrada por 158 imágenes, 99 por ciento de las cuales son inéditas y vintage (impresas en el momento de ser tomadas o en un plazo no mayor de cinco años), Nosotros fuimos... es un universo de microhistorias que lo mismo aluden a seres anónimos que a personajes de la política, la farándula y la alta burguesía, así como a caudillos de la lucha armada.
A decir de José Antonio Rodríguez, este es el primer paso para dar cuenta de una de las múltiples y posibles historias de la fotografía en la ciudad de México
, pues no se contaba con ninguna investigación en ese sentido.
Incluso, precisó, otras metrópolis del país se habían ya adelantado en ese terreno, como Monterrey, Mérida, Oaxaca y Puebla, que ya tienen una historia escrita sobre esa disciplina.
La muestra está dividida en tres segmentos. El primero abarca de 1866 a 1910 y en él se plasma cómo se retrataban los diversos segmentos sociales de esa época. El segundo, de 1911 a 1920, alude a los grandes personajes de la Revolución, y pueden observarse retratos de Porfirio Díaz, Francisco I. Madero, Emiliano Zapata, Álvaro Obregón, así como una impresión original de la célebre imagen de Agustín Casasola de Pancho Villa sentado en la silla presidencial flanqueado por Zapata, de 1914.
Por último, con el título de Una sociedad se moderniza, este segmento refiere la manera como evolucionó el retrato de estudio entre 1919 y 1936. Aquí pueden observarse un par de fotografías tomadas por José Guadalupe Velasco, primer maestro del cinefotógrafo Gabriel Figueroa, así como retratos de celebridades de aquellos años, entre ellas Nahui Ollin.