La imposición deriva en boicot, señala especialista chileno
En América Latina debe preservarse el normalismo: Jorge Manzi
Domingo 15 de marzo de 2015, p. 33
La aplicación de un sistema de evaluación docente requiere la construcción de una base política que permita avanzar. Se trata de un proceso que no se puede imponer, porque si lo haces sabemos qué pasa: los gremios magisteriales se resisten y lo boicotean
, advirtió Jorge Manzi, director del Centro de Medición (Mide) de Chile y experto en evaluación educativa.
Pionero en el desarrollo de herramientas de valoración del desempeño de maestros, reconoció que uno de los mayores desafíos en la aplicación de mecanismos como ése es enfrentar la resistencia de los docentes. La clave, señaló, es identificar en qué se puede avanzar y aceptar que hay momentos en que se puede hacer algo y otros en que no es posible
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En entrevista con este diario, tras participar en el segundo Congreso Latinoamericano de Medición y Evaluación Educacional, el especialista destacó que todo sistema de evaluación debe ir acompañado de un proceso de validación.
De lo contrario, expresó, existe el riesgo de que nos dediquemos a poner en marcha un sistema que no necesariamente aporte la información que se requiere y, en el peor de los casos, que no esté al servicio de los propósitos declarados
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Por ello, señaló que los procesos de evaluación del magisterio deben partir de la construcción de los estándares que sustentan el proceso y de su consenso con los actores centrales, es decir, los profesores.
Experiencia chilena
En Chile, señaló, el avance inicial “no fue la evaluación misma, sino el diseño de un marco de la buena enseñanza. Fue lo primero que se aprobó, y cuando se demostró que era una herramienta valiosa, se consensuó. Se dijo: ‘esto es lo que queremos y lo que esperamos que sea capaz de hacer un buen maestro’. Se puede partir con un sistema de evaluación que no tenga consecuencias para luego ir evolucionando”.
Interrogado sobre el perfil docente que se busca construir mediante la evaluación de determinadas habilidades y competencias en la labor educativa, reconoció que aunque el mundo más globalizado tensiona los sistema educativos, por su demanda de formar nuevas generaciones capaces de interactuar de forma global, al mismo tiempo en nuestros países tenemos tradiciones que queremos preservar, como los maestros clásicos (normalistas)
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En el caso de México, donde subsiste una larga tradición de formación normalista, afirmó que es necesario asegurar que el sistema de evaluación que se aplique sea sensible a esto y que no contribuya a socavarlo
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Ese, subrayó, es el gran desafío en nuestra región; debemos encontrar la forma de preservar esta tradición. Debemos ser cuidadosos. Tener un avance respetuoso con las distintas realidades que existen y al mismo tiempo reconocer que hay un mundo que está cambiando
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