La obra de Edmundo Valadés (1915-1994), aunque hayan pasado varias décadas, conserva vigencia en temas como la enorme brecha entre ricos y pobres, los abusos y los crecientes robos que apuntan a gobernadores, dijo la narradora Beatriz Espejo en el homenaje al escritor por su centenario el miércoles en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas.

En el acto se recordó al autor y promotor del relato breve y fundador de la revista El Cuento, cuya impronta, se dijo, permanece en la literatura actual.

La ensayista se refirió a la publicación fundada por el también periodista: Coleccionada por muchos, objeto de admiración e incluso de culto y a Valadés como narrador, promotor y crítico literario que se preocupaba por la agilidad de lo contado, sin dejar de ahondar en los diferentes temas y en la factura de cada escrito.

Espejo se refirió al cuento La muerte tiene permiso, que da título al libro publicado en 1955, al que definió como el relato de los abusos sobre un grupo de campesinos que piden justicia contra un presidente municipal. “Dice muchas cosas todavía vigentes, aunque hayan pasado 60 años.

“¿Cuánto tiempo –me pregunto– aguantará la enorme brecha entre ricos y pobres, las fechorías, los abusos, los robos inacabables y cada vez mayores (…), acusando a gobernadores que quedaron sin castigo de ninguna especie esquilmando al pueblo? Al grado de que en vísperas de elecciones los ciudadanos no sabemos en su mayoría por qué partido votar, puesto que todos nos han desilusionado y vendido las riquezas no renovables al mejor postor.”

Explicó que se reconoce a Valadés por “su gran pasión por la miniprosa, a la que prohijó en su revista El Cuento. Sabía, al igual que siguen sabiéndolo todos los grandes hacedores de prosas breves, que si no da en el blanco puede caer en un chascarrillo o una vulgaridad; si acierta, en un poema. El chiste es lo apretado de las frases, la malicia que encierran y el remate deslumbrante como un aguijón que traspasa el alma y nos deja pensando”.

Hombre universal

El escritor y periodista Luis Bernardo Pérez, quien moderó la mesa, parafraseó a José Emilio Pacheco para decir que Valadés dividió su tiempo entre su obra y la difusión de libros ajenos; compartió sus entusiasmos, tendió puentes hacia otras literaturas, revaloró el pasado y estimuló a los que empezaban.

Guillermo Samperio, narrador y ensayista, destacó que Valadés fue el gran promotor del cuento: “Fue la nave que atravesó los mares de la literatura en México y en América Latina.

“Se hacía amigo de una persona de 20 años y lo trataba de tú a tú. Era un hombre universal, abierto, que entendió la apertura con los jóvenes, con el medio literario y la promoción del cuento y la microficción. No habría tanta en México, hoy escribimos mucha, si él no hubiera metido sus microrrelatos en la revista El Cuento”.

Juan Ascencio, editor durante 14 años de El Cuento, leyó fragmentos sobre la creación de la revista. Remató con una cita de Juan Rulfo, que reconoce a Valadés: A este hombre, los cuentistas mexicanos le debemos lo que somos, si es que somos algo.