El ayuntamiento de Madrid pide prudencia
, pues no hay pruebas definitivas
Jueves 12 de marzo de 2015, p. 5
Madrid.
Con cautela y sin estar completamente seguros
, los peritos que buscan entre los escombros y las tumbas del monasterio de las Trinitarias Descalzas de Madrid creen estar ante uno de los hallazgos más importantes de los años recientes: los restos mortales de Miguel de Cervantes Saavedra y de su esposa Catalina de Salazar.
La búsqueda se inició en abril del año pasado, aunque siempre a puerta cerrada y sin que las monjas hayan autorizado que se extraigan materiales, con lo que los análisis de los restos óseos hallados hasta ahora se han realizado in situ.
El ayuntamiento de Madrid, que financia el proyecto de búsqueda, informó en un comunicado que no se diera por hecho el hallazgo, al menos hasta que se realice una rueda de prensa que tienen prevista convocar en los próximos días.
Por eso pidieron prudencia e insistieron en que no estaba garantizada la identidad de los restos hallados el pasado enero.
El vasco Francisco Etxeberria, experto forense, participa en esa búsqueda, por su experiencia en la identificación de miles de ejecutados y enterrados en fosas comunes durante la Guerra Civil o en el análisis de los restos del presidente chileno Salvador Allende.
Etxeberria coordinó a un equipo de 30 profesionales, la mayoría forenses y arqueólogos, que celebraron como un hito haber encontrado en enero pasado una pequeña caja que estaba situada en el nicho número uno del convento, con las iniciales M.C.
Fue la primera pista que los llevó a pensar que estaban ante los restos mortales de Cervantes: unas iniciales tachonadas con clavos de cabeza redonda y en una caja destruida por el paso de los años.
Entre las claves para identificar los restos del escritor destacan las características físicas del novelista antes de morir. Es decir, buscan los restos de un hombre de 69 años, con sólo seis dientes, con una pronunciada desviación de columna, con la mano izquierda dañada y probablemente con residuos de plomo, debido a su participación en las guerras, sobre todo en la batalla de Lepanto.
Una de las pruebas más importantes para descubrir la verdad sobre el hallazgo fue el sometimiento de los restos a un espectrómetro de masas, que permitió ver la composición ósea y datar los restos. Y se comprobó que coinciden con los de Miguel de Cervantes y su esposa. Son pruebas importantes, pero no definitivas.