En un duelo entre colistas, los auriazules vencieron al Morelia en el estadio de CU
Con goles de Herrera y Sosa, el equipo universitario intercambió el último lugar con los Monarcas
Es criminal y la muerte jugar al mediodía
, se quejó el técnico Roberto Hernández
Lunes 9 de marzo de 2015, p. 2
Los Pumas tardaron ocho semanas en volver a celebrar un triunfo. Sólo tuvieron una victoria en la primera fecha y desde entonces se sumergieron cada jornada hasta ocupar el último puesto de la tabla. En ese declive recibieron 16 goles que convirtieron a su zaga en la más vulnerable del torneo e hilvanaron cuatro derrotas consecutivas. Con el barco hecho astillas, los universitarios enfrentaron a otro equipo con el que compartían la ruina: el Morelia. En el duelo entre los peores, los auriazules sacaron una apurada victoria de 2-1.
Todo soplaba en contra para los locales en este duelo crucial para alejarse del sótano, pues apenas el miércoles los eliminaron en la primera ronda de la Copa Mx. La obligación de sacudirse los malos números lanzó a ambos equipos a buscar al rival.
Desde el inicio los aficionados universitarios se notaron nerviosos por los antecedentes de su escuadra. Razones les sobraron, pues a pesar de que estaban dispuestos a pelear por la victoria, las primeras llegadas en el encuentro fueron de Monarcas, que hicieron sudar a los jugadores y seguidores auriazules.
La que causó más angustia fue un remate con la cabeza que David Depetris mandó al arco, pero la reacción de Alfredo Saldívar evitó que los Pumas se desmoronaran en su propio estadio.
La respuesta llegó con un contragolpe, en una jugada bien armada en la que Ismael Sosa envió un centro retrasado a Eduardo Herrera, quien estaba hincado y de espaldas al arco; por eso tuvo que revolucionarse al máximo para levantarse, girar y rematar pegado al poste. El portero de Monarcas, Carlos Rodríguez, reaccionó, pero no llegó a tiempo para desviar el balón.
El gol devolvió la esperanza al conjunto universitario y se lanzó al frente para asegurar la ventaja. Pero lejos de desmoralizarse, los visitantes salieron en contragolpe para buscar doblegar a la defensa más frágil del torneo. Casi lo consigue Depetris, quien quiso sorprender desde afuera del área, pero Saldívar alcanzó a echar fuera el disparo para córner.
El cobro del tiro de esquina volvió a exhibir que hace falta apretar la defensa auriazul, pues la marca fue blanda, dispersa, tanto como para que Carlos Guzmán avanzara ante la mirada indolente de los zagueros y le ganara al portero con un remate de cabeza. El Morelia empató y los aficionados locales temblaban ante otra amenaza de perderlo todo al final.
Nada les vino mejor a los Pumas que ir al descanso para restar presión y aclarar las ideas. Volvieron con mejor talante, y casi al pisar el césped ya habían rozado el arco del Morelia. Sosa envió un aviso al arquero Rodríguez, quien logró quedarse con la pelota.
La fortuna llegó en un córner, que Sosa remató con la furia necesaria para que el cancerbero no pudiera atajarla. Y el alma les volvió a los auriazules en Ciudad Universitaria, que empezaron a mirar nerviosos los relojes.
Cuando el árbitro Paul Delgadillo agregó tres minutos al partido, los aficionados locales se llevaron las manos a la cabeza como si eso representara una derrota segura. Contaron cada segundo hasta que volvió a escucharse el silbato y pudieron, por fin, celebrar otra victoria.
Pumas llegó a ocho puntos, sólo para subir al penúltimo lugar de la tabla e intercambiar el sótano con el Morelia (seis unidades).
La única queja era del técnico de Monarcas, Roberto Hernández, quien dijo que es criminal y la muerte
jugar al mediodía.
A pesar del calor, todo terminó bien para los universitarios, saldo blanco en el marcador y en los alrededores del estadio, donde la única mancha fueron 23 detenidos por reventa.